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La noche de ayer en el Zócalo fue de alegría, música y fiesta. Filas incesantes de personas atravesaron las vallas de policías sin mayor dificultad, fue la primera vez en sexenios que los controles se relajaron. Hubo una invitación abierta a la fiesta principal del país: la conmemoración de la Independencia.
Ataviados con bigotes falsos, sombreros de charro y rebozos de Adelita, los mexicanos entraron y salieron del Zócalo a voluntad. La fiesta fue de ellos.
“Antes te registraban como si fueras delincuente, veías a un policía y te asustabas. Yo he venido seis veces. El ambiente siempre ha sido festivo, pero antes te revisaban mucho, ahora siento que hay mucha confianza con uno. Cuando sentí el coraje de la gente fue [con Enrique Peña Nieto], después de Ayotzinapa”, comentó un señor que se presentó como Cándido Pérez.
En la primera ceremonia del Grito del presidente Andrés Manuel López Obrador, asistentes dijeron sentirse confiados, ya que perciben que el Mandatario federal “es un hombre de trabajo que se levanta temprano”.
“Tengo la esperanza de que [el Presidente] cumpla lo dicho. Ha puesto en marcha lo que dijo del huachicol y la ayuda a los jóvenes y personas de la tercera edad”, reflexionó María Covarrubias, pensionada de 59 años de edad.
Faltaban tres horas para que iniciara la ceremonia, pero el Zócalo ya estaba lleno de gritos y cornetazos; de fondo retumbaba la música y el zapateado de las danzas regionales que representan a los mexicanos.
La gente bailó, el Palacio Nacional se llenó de colores y desde abajo las personas saludaron a la cámara que pasaba grabando; también hicieron señas a los militares, que con binoculares observaron cómo se llenó la Plaza de la Constitución.
Rafael Santiago tiene 36 años y es albañil. Viajó 15 horas con su familia, desde la Sierra de Oaxaca, para ver a López Obrador encabezar la ceremonia: “Yo nunca había votado, pero por él sí, porque apoya a las personas que lo necesitan. Yo le pido que no sea como otros presidentes, que nomás prometen y no cumplen”, dijo.
En el Zócalo, la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México reportó 130 mil personas en espera del Grito y los vivas a “los héroes que nos dieron patria”. Abajo, a nivel del suelo, lo que se espera es un cambio.
“Yo sí creo que va a ser una cuarta transformación, porque veo todo diferente”, dijo con esperanza Etelvina Sarabia, de 92 años, quien por primera vez asiste a la ceremonia. “Unos van y otros vienen, pero ahorita todo se ve diferente”, afirmó.