El reto de la nueva presidenta del INE, así como las tres consejerías que rendirán protesta el próximo 3 de abril, es ganarse la confianza de la ciudadanía y enfrentarse a la prueba de fuego que serán las elecciones en 2024, afirma el secretario ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo Molina.
En entrevista con EL UNIVERSAL, confía en que la experiencia en órganos locales y materia electoral de Guadalupe Taddei, quien fue elegida como consejera presidenta, la lleve a desempeñar un buen papel al frente del INE. Además, considera que hay un buen balance en los cuatro perfiles.
¿Cómo termina este ciclo en la Secretaría Ejecutiva?
—Creo que bien. Está demasiado cerca mi salida como para hacer un balance. Son 14 años y lo que he aprendido en mi vida, es que estos balances se hacen con la cabeza fría y a la distancia. Ya vendrán otros que lo hagan con el paso del tiempo. Si el secretario no tiene la confianza de los miembros del consejo es difícil que pueda hacer bien su trabajo.
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¿Qué opina de los perfiles que se eligieron por sorteo?
—Es gente con experiencia y es un dato bien importante. Yo creo que es un buen balance el que llega acá y además la institución cuenta con una gran fortaleza.
Quien llega a la presidencia, Guadalupe Taddei, se formó en el Instituto Federal Electoral. Fue funcionaria del Servicio Profesional Electoral del IFE; fue presidenta del Instituto Electoral de Sonora en la primera generación designada por el INE. Tiene experiencia de dirigir un órgano colegiado. Conozco a Guadalupe y confío en que con esa experiencia y esos principios que conoce muy bien, de lo que debe ser la conducta de un funcionario electoral puede hacer muy buen papel.
Rita Bell fue designada en el Ople de Oaxaca. Una mujer joven, preocupada por los derechos de las mujeres, minorías, derechos humanos e hizo muy buen papel. Arturo Castillo estuvo con nosotros y después pasó a las tareas del Tribunal Electoral. Conoce bien todo lo que son procesamiento de las decisiones jurisdiccionales, eso ayuda mucho. A quien conozco un poco menos es a Jorge Montaño, pero actualmente ocupa la fiscalía electoral en el estado de Tabasco, entonces no es ajeno a la vida electoral.
¿Cuál será el reto de los nuevos consejeros?
—Ganarse la confianza de la ciudadanía. Una de las primeras tareas es preservarla, acrecentarla. Lo que está a la vuelta de la esquina, la elección de 2024, es una prueba de fuego importante.
¿Lo más difícil de mantener, un bajo perfil en su cargo?
—El secretario es el que tiene que coordinar las direcciones, las unidades técnicas, los órganos desconcentrados. Imagínese que con toda esa responsabilidad, estuviera opinando sobre los mismos. Entendí que el papel del secretario era este, y creo que no me equivoqué. También por eso mismo presente mi renuncia.
¿Cómo vivió los señalamientos en su contra?
—Bienvenida la crítica, no es algo que me asuste. Pero me preocupa cuando esa crítica infundada es para llevar a un debate político empobrecido de buenos y malos. Creo que la sociedad mexicana tiene muchos problemas que ameritan una discusión seria, a fondo, y no este debate que puede parecer para algunos medios simpático porque le ponen a uno hasta apodos. Creo que no es sólo una falta de respeto a la persona, sino a la sociedad.
¿Buscará un cargo público?
—La misma ley me lo prohíbe los próximos dos años. Y creo que está bien, es sano. Uno es el árbitro, entonces, por lo pronto eso no pasa por mi cabeza. Contender por un cargo público, ni puedo, ni debo, ni quiero. Sí opinar, nadie me lo puede impedir; opinar sobre la situación del país, sobre la democracia, sobre los riesgos, la amenaza a la democracia.