“Desde chiquito, siempre me fascinó el espacio exterior”
Desde su infancia, Bruno sintió fascinación por el espacio exterior. Cuando era pequeño admiraba, con curiosidad y asombro, aviones y cohetes, afición que tiene hasta el día de hoy. Por ello, recientemente optó por estudiar Ingeniería Aeroespacial en la Facultad de Ingeniería que, dice, “es desafiante e interdisciplinaria, reto que representa una gran oportunidad para aprender en muchos rubros”.
Aunque México está en una etapa temprana en ese sector, percibe una oportunidad de crecimiento en la industria a partir de nuevas generaciones como la suya, algo que “me emociona y me da mucho orgullo”.
Su preparación para la prueba fue ardua, pues duró más de ocho meses: “Conforme se fue acercando la fecha, fui aumentando las horas de estudio (…) Para el último mes, dedicaba cinco horas más o menos diario; era muy importante para mí mantener la constancia”.
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Su aprendizaje fue a base del “método del pizarrón”: escribía lo que recordaba de un tema después de repasarlo para reforzar lo que había olvidado.
Para Bruno, lo más difícil fue encontrar su manera idónea de aprendizaje. Por ello, piensa que es importante para cada alumno encontrar su forma de estudio, “porque eso ayudará no sólo en exámenes, sino también en la vida universitaria”.
Sin embargo, entre risas reconoce que el puntaje perfecto fue una gran sorpresa, ya que “estaba preparado para la posibilidad de no quedarme e intentarlo el próximo año”.
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Fanático de la gastronomía y de bandas como Coldplay y Depeche Mode, Bruno ingresa a la UNAM muy contento y lleno de expectativas: “Todavía me falta empezar y vivir toda esta etapa nueva, me siento muy orgulloso del esfuerzo. Espero una universidad de alto nivel, conocer personas, aprender muchísimo y seguir esforzándome”.
A los futuros aspirantes a la Máxima Casa de Estudios les recomienda identificar materias y temas que deben reforzar para alcanzar un buen resultado.
Pese a que es la primera vez que presenta el examen de admisión, él sabe que “no tiene nada de malo si no se quedan en la primera prueba, porque siempre tendrán posibilidad de volverlo a intentar para luchar por las oportunidades de lo que quieren ser”.

Dedicación, constancia y esfuerzo, la fórmula del éxito
A Daniela le nació el gusto por la Medicina desde una situación familiar que le contaban desde pequeña, en la que recuerda algunas “quejas” sobre el personal de salud. Eso le despertó la curiosidad por la materia, lo que, tras años de estudio, la llevó a obtener el puntaje perfecto para ingresar a la carrera en la UNAM, donde quiere realizar una especialización en cirugía plástica para atender a pacientes con quemaduras y trasplantes de piel, y “para poder cambiarle la vida a una persona”.
Aunque esta es la segunda vez que presentó el examen de admisión, pues la primera se quedó a seis aciertos de ganar su lugar en la Universidad, eso no la detuvo; por el contrario, se inscribió a un curso de preparación y comenzó a dedicar horas extras para repasar los temas que no le quedaban claros.
Para ella, la experiencia de convertirse en un referente nacional por su desempeño académico ha sido muy impactante por el acaparamiento mediático que ha tenido y porque no se esperaba el puntaje perfecto; sin embargo, confiesa que se siente feliz, emocionada y orgullosa de sí misma, “porque todo el esfuerzo que hice valió la pena”.
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“De un día para otro, periódicos, TV, radio, todo, pero lo he llevado muy feliz, porque es por algo bueno que se tiene que reconocer”, señala.
Daniela, a quien le gusta bailar para despejar la mente y escuchar rock, confía en adquirir todos los conocimientos de la carrera por encima de la exigencia que contempla ésta y en cumplir las expectativas que tiene para con ella misma.
Sobre sus papás, dice que se sienten muy emocionados y orgullosos, y está agradecida porque la acompañaron durante el proceso de preparación para el examen “y vieron las altas y bajas que tuve en ello”.
Con su paso por la carrera, espera contribuir para mejorar el trato a los médicos residentes y pasantes, “porque sí he escuchado que no los tratan de la mejor manera” y, de ese modo, incentivar a los estudiantes a que no frenen su sueño de convertirse en médicos.
A los jóvenes que ya presentaron el examen y no se quedaron, y a aquellos que se preparan para hacerlo por primera vez, les pide que no se desanimen y que, si realmente es lo que quieren, “se esfuercen y luchen”.

“No se queden en la tristeza, sigamos avanzando”
Por dos años, Sofía intentó ingresar a la carrera de Médico Cirujano de la UNAM sin éxito, pero este año consiguió lo impensable, incluso para ella: puntaje perfecto en su examen, logro que ha significado el saberse capaz, “porque con esfuerzo y queriendo mucho todo se puede”.
Se interesó por la carrera en su último año de preparatoria, “cuando me di cuenta que los temas que abarca son algo que me apasiona, que me interesa y porque me gusta mucho ayudar y convivir con gente”.
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Para el examen, comenzó a prepararse desde septiembre del año pasado, cuando se inscribió a un curso, donde empezó a estudiar poco a poco, desde una a dos horas al día. Luego, llegado diciembre, las horas de estudio aumentaron a cuatro y fue hasta marzo que comenzó a dedicar todo el día, “desde que me despertaba hasta que me dormía me la pasaba estudiando”.
Aunque Sofía no esperaba obtener un puntaje perfecto, para ella esta experiencia ha sido “bonita y me ha dejado mucho”, porque le demostró a sus padres que sí podía e incluso, cuando concluyó su examen, “sentí que este año sí me iba a quedar, porque pensaba que este año es el bueno”. Con respecto a sus padres, quienes después de dos intentos le sugirieron valorar otras alternativas de carrera y universidad, hoy se sienten muy contentos porque piensan: “Sofi, después de tres intentos, ya por fin lo lograste”.
A semanas de comenzar clases, Sofía, proveniente de Ecatepec, ha empezado a buscar un departamento para rentar debido a la lejanía entre su casa y la universidad. No obstante, confía en encontrar una beca, “porque económicamente no nos alcanza tanto y me ayudaría para no tener que hacerme cinco horas diarias en el transporte”.
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Sobre la situación actual del país, afirma que hay muchas cosas por mejorar en diferentes ámbitos, “algo que como estudiantes nos afecta”.
“Por ejemplo, si el Metro estuviera más cerca de mi casa podría venirme más tranquila, o si Ecatepec fuera más seguro, no tendría miedo de regresar en la noche”, agrega.
Para ella, establecer tiempos de estudio y de descanso fue vital en su proceso de preparación, por eso, relata, también invierte su tiempo en leer novelas, escribir cuentos, ver series y escuchar música, como su artista favorito NSQK.

“Recordar a dónde quería llegar me motivaba"
Como resultado de una introspección durante su crecimiento, Lizette, originaria de Ocosingo, Chiapas, descubrió que sólo puede mantener la concentración cuando se desafía intelectualmente.
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Por lo anterior, la joven decidió adentrarse en el mundo de la Ingeniería Aeroespacial, una carrera desafiante que, considera, “llegó en el momento justo, porque buscaba una carrera difícil, compleja”.
Egresada del Colegio de Bachilleres 16 en su estado natal, Lizette admite que se sentía invadida por la incertidumbre tras haber presentado, por segunda ocasión, la prueba de admisión a la Universidad Nacional.
No imaginaba que se iba a quedar, por lo que, cuando recibió su calificación de excelencia académica, revela, sintió una “gran sorpresa”, ya que vaticinaba el peor escenario posible.
Sus familiares y amigos están muy orgullosos de ella, algo que la hace sentirse feliz por el esfuerzo que le dedicó a su preparación académica y metodología de aprendizaje.
Al provenir de otro estado, el proceso de trasladarse a la Ciudad de México ha implicado muchos sacrificios para ella y sus padres, debido a que, ante el inicio del nuevo ciclo escolar, tuvo que mudarse a un departamento cercano a su futura alma mater.
Para presentar el examen de la UNAM, empezó a estudiar de manera organizada en septiembre de 2024, con libros, videos de YouTube, tutoriales, clases virtuales y “todo lo que tuviera a mi alcance”.
No obstante, considera que la motivación fue su motor para acceder a la Máxima Casa de Estudios, además de que, en realidad, le gusta la idea de desarrollarse profesionalmente y aprender cosas nuevas.
“Para mí, lo esencial es la motivación. Más que nada, recordar a dónde quería llegar me motivaba. Además me gusta estudiar, entonces me pasaba todas los días haciéndolo y no sentía las horas pasar”, resalta.
Aficionada del arte, la poesía, el piano y los clásicos de la literatura universal, Lizette reconoce que el futuro laboral de la Ingeniería Aeronáutica la inquieta, debido a que su área de desarrollo profesional es “muy nueva” en México.
Sin embargo, le gustaría desempeñarse en un centro de investigación para contribuir al país con nuevos hallazgos y descubrimientos en la materia.
