Problemas de deserción escolar y falta de preparación de los futuros trabajadores son algunas de las deficiencias de los Polos de Desarrollo para el Bienestar (Podebis), diseñados por el gobierno federal como zonas estratégicas para impulsar el crecimiento económico, educativo y social.
Sonora, por ejemplo, ocupa el lugar nueve en competitividad. Sin embargo, su porcentaje de deserción escolar es de 77%. Es decir, de cada 100 niños que entran a la primaria, sólo 23 terminan la escuela superior, de acuerdo con datos oficiales y del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), procesados por el organismo civil Educación con Rumbo (ECR).
Actualmente hay 15 Podebis en Campeche, Chihuahua, Durango, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz, donde se busca generar empleo y mejorar la calidad de vida de los habitantes.
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Según ECR, aunque Sonora, Yucatán, Campeche, Durango y Chiapas cuentan con un mejor nivel de competitividad, existen altas tasas de deserción escolar.
Yucatán se ubica en la posición 10 (nivel medio-alto) de competitividad, pero de cada 100 estudiantes que inician la primaria, únicamente 32 concluyen la escuela superior, lo que implica 68% de deserción.
Campeche ocupa el lugar 19, con un nivel de competitividad medio-bajo, y se prevé que en unos meses pueda convertirse en medio-alto. Sin embargo, su indicador de deserción señala que de cada 100 niños que entran a la primaria, 46 terminan la escuela superior, esta cifra representa 57% de deserción.
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En Chihuahua, que ocupa el octavo sitio en competitividad, la mayor deserción escolar se ubica en bachillerato, con 13.6%. Además, de cada 100 niños que entran a primaria, 10 terminan la escuela superior, mientras que en el Estado de México sólo la concluyen 22.
En Guanajuato, la situación no es distinta, ya que tiene la mayor tasa de abandono escolar en educación media superior (12.2%) y, de cada 100 niños que entran a la primaria, 20 terminan la universidad. Así también se encuentra Hidalgo, donde de cada 100 niños que entran a educación primaria, solamente 35 concluyen la escuela superior.
Destaca Michoacán, que cuenta con una tasa de abandono escolar en preparatoria de 11.8% y en donde de cada 100 niños que entran a la primaria, sólo 17 terminan una carrera. En tanto que en Puebla, en Quintana Roo y en Sinaloa, solamente lo hacen 22, 19 y 37 estudiantes, respectivamente.
Los datos de ECR colocan a Tamaulipas en el sitio 15 de competitividad y con una tasa de desafiliación en preparatoria de 8.8%, mientras que en Tlaxcala y en Veracruz los porcentajes son de 9% y 11.8%.
Durango ocupa el lugar número 20, lo que indica que su nivel de competitividad es bajo, aunque su indicador de deserción estatal evidencia que 26 niños de cada 100 terminan la escuela superior, esa cifra representa 74% de deserción.
Chiapas es el estado con nivel más bajo en competitividad del país; sin embargo, su índice de deserción es de 54%, lo cual quiere decir que de cada 100 niños, 46 terminan la escuela superior.
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“La competitividad estatal no garantiza mejores resultados en la deserción escolar, por esa razón, la implementación de los polos de desarrollo deberá tener presentes estrategias adecuadas que abonen a la permanencia de los estudiantes en el sistema educativo. La competitividad estatal no podrá avanzar si no mejoran los resultados educativos”, advierte a EL UNIVERSAL Patricia Ganem, coordinadora de Investigación de Educación con Rumbo.
Señala que más que ubicar a los Podebis físicamente en un lugar, no necesariamente garantiza que las comunidades crezcan de manera ordenada, legal y con impacto en la calidad de vida de sus habitantes.
“Se necesitan organizar muchos otros elementos que generen que en esa integración, en esa interdisciplinariedad, verdaderamente un lugar se desarrolle de forma adecuada”.
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Puntualiza que uno de los elementos que hay que cuidar mucho en esas zonas es la educación, y menciona que las estrategias educativas que deben implementarse son mejorar las condiciones de infraestructura de las escuelas.
Otro factor importante es capacitar más a los maestros, porque son los encargados de promover los desarrollos de aprendizaje.
Destaca que uno de los mayores retos de los Podebis es la calidad de la educación. Es decir, que los estudiantes, en los ejercicios didácticos que hagan dentro de estas instituciones, logren desarrollar habilidades como la responsabilidad, la iniciativa, la creatividad, la innovación y la solidaridad, porque esto es lo que va a permitir que se incorporen a las actividades de estas organizaciones, se mantenga su permanencia en ellas y la calidad de sus intervenciones sea adecuada.
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El exsecretario de Educación en Sinaloa, Juan Alfonso Mejía, argumenta que si esta estrategia del gobierno federal no se acompaña de una inversión muy específica en capital humano, terminará desvirtuando ese desarrollo.
“Si estas zonas no integran una inversión muy específica en capital humano, se estará generalizando desigualdad. Por ejemplo, si tú tienes una empresa en Topolobampo, Sinaloa, de mil 200 empleados y solamente 40% es de ese estado, lo que terminará pasando es que los sinaloenses no calificados migrarán”.
Añade que en esos polos de desarrollo, en cuanto a urgencias educativas, “vamos a terminar haciendo un poco más de lo mismo. Es decir, la falta de oportunidades que se registra en nuestro país es un problema estructural y es un problema que no se divide solamente entre lo urbano y lo rural, o que no se divide entre los famosos estados del norte, del sur o la capital de los estados y las ciudades más alejadas.
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“Es un problema que se encuentra presente en cada una de nuestras realidades. Entonces, ¿qué es lo que va a pasar? Pues que las desigualdades que ya existen, queriendo empujar una política que puede llegar a ser generosa, inteligente, estratégica, tenga efectos perversos, como se le conoce, y termine ahondando las desigualdades”, dice.
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