“Preferiría haber sido menos perfecta y más feliz”. Así es como se expresa una de los cientos de alumnos del ITAM que le ha exigido a la institución que fomente un mayor equilibrio entre las vidas académica y personal de sus alumnos, y no una “cultura del estrés” en la que todo se vale para alcanzar la excelencia.

“Llevo casi seis meses yendo a terapia y descubrí que la posible raíz de todo esto es la autoexigencia que manejo desde pequeña. La estúpida necesidad de ser perfecta en todo lo que hacía, de ser una alumna de excelencia poco a poco me fue deshaciendo. Creer que mi valor como persona era directamente proporcional a qué tan perfecta era. No es así”, señala Bahaine —como se identificó en este espacio—, egresada del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

A través de un blog de estudiantes, Bahaine cuenta cómo se ha mantenido en el rango de la excelencia desde que estudiaba en el kínder; se define a sí misma como una “nerdaza” que disfruta aprender y estudiar y se sabe competente para trabajar bajo presión que terminó la carrera con promedio de 95.

Recién egresada del ITAM, entre cuyos exalumnos están Luis Videgaray, Ernesto Cordero y Agustín Carstens, Bahaine cuenta cómo terminó la carrera, sí, pero fuertemente medicada. Consume tres pastillas al día: un antidepresivo, un ansiolítico y una para poder dormir.

No pide que la institución reduzca su nivel académico, sino que deje de fomentar “la cultura del estrés”.

“Se trata de dejar de creer que esto es una competencia por quién es el mejor. Se trata de dejar de alimentar ese culto al estrés. No se trata de que el ITAM baje su nivel, creo que la mayoría de nosotros estudiamos aquí justo por su excelencia académica, se trata de que reconozcan que somos humanos, que no somos perfectos. Se trata de que nos den la oportunidad de tener una vida fuera de lo académico”, señala.

La suya se suma a las voces de sus compañeros que ayer con pancartas protestaron frente a su escuela para exigir “Por un ITAM más humano”, “Primero es la salud mental” y “Nada vuelve a la normalidad hasta que todo cambia”.

Algunos de los jóvenes portaron listones de color amarillo en la mano, como una forma de luchar contra la automedicación. Según lo que explicaron algunos de ellos, portar el listón quiere decir que quien lo lleva ofrece su apoyo a personas que estén lidiando con situaciones de estrés, ansiedad o depresión generada por las actividades cotidianas.

Aunque no se pudo acceder a la sede del instituto, alumnos colocaron pancartas en el enrejado, así como el pliego petitorio que EL UNIVERSAL dio a conocer el pasado sábado y que fue votado en la asamblea del domingo; rechazaron hablar con la prensa y exigieron dar cobertura “a cosas más importantes”.

En la sede del instituto, las manifestaciones se dieron en medio de una jornada que transcurre con normalidad luego de que ayer los estudiantes votaron en asamblea llevar a cabo un paro activo para demandar más acciones de la institución para atender el estrés y la ansiedad con que lidian los alumnos diariamente a causa de la carga y exigencia académicas.

En respuesta a las críticas de los estudiantes, el ITAM habilitó un servicio de atención sicológica y emocional gratuito vía telefónica; también pidió a los alumnos que necesiten acompañamiento que se dirijan a las oficinas del instituto para que se les asigne un sicólogo.

“Nuestros sicólogos están para escucharte de 8:00 a 20:00 horas de lunes a viernes. Este servicio no tiene costo. Te esperamos en la oficina de @ApoyoITAM para asignarte un consultorio”, señaló a través de su cuenta de Twitter.

A partir del suicidio de una compañera, los estudiantes integraron un pliego petitorio de 10 puntos en los que demandan que las fechas alternativas a los exámenes finales se realicen en el semestre primavera 2020, así como generar una estrategia de atención y acompañamiento en salud mental para los alumnos, entre otras peticiones.

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