El tráfico de especies es un delito a la vista de todos, pero que no cede en México. En los cuatro años de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador 2019-2022, el aseguramiento de fauna silvestre disminuyó 70.46%, en comparación con el mismo periodo de Enrique Peña Nieto 2013-2016.
De acuerdo con especialistas en derechos de los animales y de seguridad, que no haya tantos decomisos tiene que ver con la falta de recursos humanos y financieros, así como de infraestructura y espacios adecuados para albergar a las especies que son aseguradas, además de que es el crimen organizado el que está detrás de este negocio.
En la presente gestión, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) incautó 555 animales vertebrados e invertebrados, mientras que en el mismo lapso de Peña Nieto fueron mil 879, una disminución de mil 324 aseguramientos.
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En respuesta a una solicitud vía Transparencia hecha por EL UNIVERSAL, la Profepa señala que, de 2006 a marzo de 2023, ha asegurado 5 mil 007 animales, entre ellos, leones, elefantes, hipopótamos, aves y reptiles.
Armando Rodríguez, experto en crimen organizado transnacional, cooperación seguridad México-Estados Unidos, Geopolítica e Inteligencia, refiere que uno de los motivos de la disminución de los aseguramientos es la falta de personal especializado en temas ambientales y los cambios administrativos en aduanas.
Comenta que quienes adquieren estos animales son los integrantes de los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y del Golfo, que tienen capacidad para conectarse con redes internacionales.
Rodríguez señala que tener estos animales por parte de los narcotraficantes es símbolo de su poder, pues son especies difíciles de cazar, mantener y conservar en un espacio doméstico, además de que proyectan ciertas habilidades que los capos poseen, como dominar a otros animales y la forma sigilosa de acercarse a sus presas, como los felinos y las serpientes.
“Hay otros como el pavorreal, faisán, que representan elegancia. Algunas serpientes están más relacionadas con lo esotérico y existe un simbolismo diverso en la posesión de estos animales.
“Por otro lado, el crimen organizado tiene contacto con redes de traficantes de animales, que normalmente están en lugares lejanos como Sudáfrica, África Occidental, Centroamérica, Amazonia y en el sur de México”, indica Rodríguez.
Subraya que para los traficantes es un negocio floreciente que alcanza una cantidad importante de ganancias a nivel internacional, casi compitiendo con el tráfico de armas, drogas y de personas para explotación sexual.
María Elena Hoyos, activista en derechos de los animales, considera que la disminución de aseguramientos se debe a la falta de recursos humanos, financieros y de espacio, que son los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre.
“Hay que rehabilitar estos centros, para en lugar de estar rogando en qué zoológico los van a recibir, puedan enviar a los animales que corresponden a un delito a un mismo lugar, con gente preparada y recursos para darles de comer, limpiarlos y tenerlos bien atendidos”, expresa la exdirectora del Zoológico de Chapultepec.
Reconoce que desde hace mucho tiempo, todos los aseguramientos de la Profepa los mete a zoológicos, y éstos, con tal de no tener problemas, le reciben todo.
La activista refiere que ya se está volviendo un acumulamiento de animales; por ejemplo, el caso de la Fundación Black Jaguar-White Tiger que dejó al abandono a 200 felinos en un predio en el Ajusco.
“La Profepa se quedó viendo cómo se los llevaban a zoológicos, porque no podía con el paquete”, indica María Elena Hoyos.
Ante ello, considera que se necesita una Profepa independiente de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), fortalecida en todos los aspectos con personal capacitado y honesto.
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Por su parte, el abogado Cristopher Estupiñán, quien fungió como representante legal de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm) que denunció a la fundación Black Jaguar por maltrato animal, dijo que generalmente los tigres y monos son los preferidos del crimen organizado.
“Es un gusto característico de estos personajes y les gustan los felinos, entonces contactan a los comercializadores de animales o a los traficantes”, sostiene.
El pasado 15 de mayo, la policía capitalina, en conjunto con la Secretaría de la Defensa Nacional, Guardia Nacional y la fiscalía local, aseguró mil 500 aves, dos monos capuchinos y cinco cachorros de la raza pomerania en diversos inmuebles ubicados en la alcaldía Iztapalapa.