Harare.— La violencia se desató ayer en la capital de Zimbabue, Harare, donde las fuerzas de seguridad dispararon contra manifestantes opositores que protestaban tras darse a conocer los primeros resultados de las elecciones del lunes, dejando al menos tres personas muertas, informó la policía.

La Comisión Electoral Nacional anunció ayer que el partido Zanu-PF, del presidente Emmerson Mnangagwa, fue el ganador de la mayoría de los escaños en los comicios. Sin embargo, todavía tiene que anunciarse el ganador de las votaciones presidenciales.

Los resultados definitivos podrían conocerse el viernes o el sábado, lo que indignó a los opositores, que acusan a la comisión electoral de manipular los resultados.

El opositor Movimiento por un Cambio Democrático (MDC) teme que el retraso en el anuncio de los resultados esté relacionado con un fraude electoral.

En este marco, las protestas escalaron ayer y tres personas murieron por la actuación de las fuerzas de seguridad, informó Tendai Biti, un alto cargo de la oposición. Otras cuatro personas también recibieron disparos.

Los soldados arremetieron contra la multitud y golpearon indiscriminadamente a manifestantes y periodistas con las culatas de sus rifles, hiriendo a un periodista de la BBC. También se desplegaron vehículos blindados. En las calles se pudo ver a seguidores del MDC quemando neumáticos o lanzando piedras a los policías.

El líder del MDC, Nelson Chamisa, había amenazado con no aceptar la victoria de la formación gobernante. “Mantenemos que nuestro candidato presidencial, Nelson Chamisa, ganó las elecciones, y estamos preparados para proteger el voto del pueblo”, dijo un portavoz del partido.

El presidente Mnangagwa —quien en noviembre pasado sucedió a Robert Mugabe, derrocado por un golpe tras casi 40 años en el poder— responsabilizó al MDC por los enfrentamientos y la “perturbación de la paz nacional, dirigida a desestabilizar el proceso electoral.

“Igualmente, hacemos responsable al partido y su dirigencia de cualquier pérdida de vidas, heridas o daños a la propiedad que emanen de estos actos de violencia política que ellos han apoyado”, agregó el mandatario.

Por la noche, el ministro del Interior, Obert Mpofu, avisó que el gobierno no toleraría las protestas de la oposición en las calles.

“La oposición quizá interpretó nuestra comprensión como debilidad y creo que pone a prueba nuestra determinación y que está cometiendo un gran error”, añadió.

Para el médico Blessing Mukundi, seguidor del MDC, es una mala señal que tras una votación pacífica la situación se haya vuelto violenta, como en elecciones anteriores.

“No estamos contentos porque ahora hay soldados, algunos hemos sido heridos. Ahora tenemos miedo”, explicó a la agencia DPA.

Los observadores internacionales de los comicios criticaron el desarrollo de los mismos. La misión de observadores de la Unión Europea (UE) afirmó en Harare que aunque las elecciones han sido un avance respecto a comicios anteriores, se registraron momentos de “suave intimidación” en medio de una arena política injusta, por lo que algunas “serias preocupaciones” se mantienen vigentes.

Como ejemplo de esa “suave intimidación”, el jefe de la misión de la UE, Elmar Brok, mencionó el hecho de que el partido gobernante estuviese visiblemente presente delante de los locales de votación, cuando las fuerzas políticas estaban obligadas a mantener una distancia de al menos 300 metros.

Los observadores de la UE también constataron el abuso de recursos del Estado y parcialidad de los medios de prensa. También les preocupa la tardanza en comunicar los resultados. “Cuánto más tarde, más se cuestionará la credibilidad”, dijo Brok.

Estas elecciones estaban consideradas como un punto de inflexión para Zimbabue, después de años de opresión política y una mala situación económica bajo el presidente Robert Mugabe, derrocado por un golpe militar pacífico el año pasado.

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