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Santiago.— Una gigantesca concentración en la capital de Chile terminó ayer en enfrentamientos con la policía, intentos de saqueo y, además, con un fuerte sismo, que coronó el inicio de la tercera semana de estallido social, ante lo cual el gobierno del presidente Sebastián Piñera parece impotente.
Decenas de miles de personas se reunieron en la plaza Italia de Santiago, epicentro de las protestas que comenzaron el 18 de octubre por el alza en la tarifa del Metro y que devino en un profundo descontento por la desigualdad en materia de pensión y salud por un modelo económico aparentemente exitoso.
Cuando el clima de las manifestaciones empezaba a ponerse tenso, un sismo de 6.1 grados sacudió la zona central de Chile. El movimiento, que no dejó víctimas ni daños, sorprendió a los manifestantes, que poco después retomaron sus acciones. En los disturbios, al menos una policía resultó herida cuando fue alcanzada por una bomba molotov en su rostro.
Los choques estallaron cuando los manifestantes intentaron avanzar hacia el palacio presidencial de La Moneda por la céntrica avenida Alameda. Allí, en varios puntos de contención de la policía, se generaron diversos enfrentamientos.
Además se registraron escenas de saqueos y vandalismo en Viña del Mar, Valparaíso y Concepción, donde al igual que en Santiago fue convocado por redes sociales un “superlunes” de manifestaciones.
También se registraron por primera vez en esta crisis barricadas y escenas de tensión en los alrededores del Costanera Center, el centro comercial que con su rascacielo es el más alto de Sudamérica.