Managua.— Al menos ocho personas murieron, entre ellas una joven brasileña, y varias más resultaron heridas ayer en ataques armados en distintas zonas de Nicaragua, según informes del gobierno y de organismos de derechos humanos independientes, y en medio de las crecientes críticas de países como Estados Unidos y Brasil.
En un comunicado, la Cancillería de Brasil lamentó la muerte de la mujer y condenó “la profundización de la represión” en Nicaragua, así como “el uso desproporcionado y letal de la fuerza y el empleo de grupos paramilitares en operaciones coordinadas por los equipos de seguridad”.
Mientras, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, afirmó que “la violencia patrocinada por el Estado en Nicaragua es innegable” e instó nuevamente al presidente Daniel Ortega a celebrar elecciones anticipadas, tras criticar la entrevista que éste dio a Fox News el lunes. “Más de 350 muertos a manos del régimen. Estados Unidos llama al gobierno de Ortega a frenar la violencia AHORA y celebrar elecciones anticipadas. ¡El mundo está observando!”, añadió Pence.
Vilma Núñez, presidenta Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh, independiente), dijo que cuatro personas fallecieron en un ataque de paramilitares a manifestantes que protestaban en el barrio Sandino de la ciudad de Jinotega, al norte de Managua. Entre los fallecidos figura un niño, explicó. La televisora aseguró que otras 25 personas habrían resultado heridas en el mismo lugar. La policía cifró en tres los civiles muertos y aseguró que el barrio estaba “secuestrado por grupos de terroristas que mantenían tranques y barricadas”.
Por su lado, la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, informó que tres miembros del gobernante partido sandinista “fueron asesinados” en la zona rural de Waslala (noreste), pero no indicó quiénes fueron los responsables del crimen.
La presidenta del Cenidh dijo que el gobierno “ha desatado una represión brutal” de sus adversarios y de personas involucradas en las protestas que iniciaron en abril contra Ortega. Más de 350 personas han muerto desde entonces, según ONG de derechos humanos.
También ayer se informó de la muerte de una estudiante de medicina brasileña de 31 años, atacada a balazos en un barrio residencial de Managua la medianoche del lunes. La policía aseguró que la joven fue baleada por un “guardia de seguridad privado (...) en circunstancias aún no determinadas” que está investigando.
El gobierno de Brasil externó sus condolencias y condenó la “profundización de la represión” en Nicaragua.
Mientras, el movimiento estudiantil que lidera las protestas condicionó su regreso al diálogo al cese de la persecución de opositores y a la disolución y desarme de los paramilitares.