Bruselas.— Solía ser uno de los países más tranquilos y seguros de la Unión Europea, pero hoy Suecia testifica el ascenso de la violencia entre bandas criminales que se disputan el control de los mercados de drogas y las rutas de suministro y distribución.
Atentados con explosivos, tiroteos, ejecuciones y reclutamiento de menores como sicarios, se han convertido en fenómenos de todos los días en el otrora paraíso nórdico.
Sólo en enero de este año se produjeron en promedio un atentado con explosivos al día, 32 en total. La noche de mayor actividad fue la del 23 de enero, tres explosiones en distintas localidades, en Uppsala, Haninge y Estocolmo. Dos ataques más, en Malmö y Eskilstuna, tuvieron lugar al día siguiente. La escalada llevó al subjefe de policía de Estocolmo Sur, Max Akerwall, a hacer un llamamiento a la vigilancia ciudadana: “Sabemos que los delincuentes esconden objetos en sótanos, bodegas, huecos de escaleras, espacios de ventilación, entre otras zonas públicas. Pero también puede tratarse de objetos colocados visiblemente en un lugar público”.
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A menos de que la policía reciba más recursos para responder a las bandas criminales, “creo que 2025 será un año récord en detonaciones y violencia con explosivos”, sostiene el criminólogo Ardavan Khoshnood.
En 2024 la Policía de Suecia reportó 128 detonaciones y 60 intentos, mientras que en 2018 contabilizó 90 explosiones y 12 tentativas de ataque. El pico de incidentes, 149 ataques y 74 intentos, tuvo lugar en 2023.
En 2024, 44 personas perdieron la vida en disputas entre bandas criminales, mientras que 57 resultaron heridas en balaceras. El número total de tiroteos el año pasado fue de 270. Hace unos años, la violencia criminal era poco frecuente en Suecia, un país que presumía tener una de las tasas de homicidios más bajas de la Europa rica. Ahora, la tasa de homicidios en Suecia supera la de muchos otros países de la Unión Europea, aproximadamente cuatro muertes por millón de habitantes al año. La media europea es de aproximadamente 1.6 muertes por millón de habitantes.
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Los criminólogos asocian la ola de violencia desatada desde la época navideña a un sangriento conflicto entre los líderes de dos bandas criminales: Rawa Majid, mejor conocido como Kurdish Fox e Ismail Abdo, alias Jagoda.
Majid, de origen kurdo nacido en Irán, es cabecilla de Foxtrot, una de las organizaciones delictivas más notorias y dominantes del negocio ilícito de armas y drogas en Escandinavia. Abdo ocupaba un alto rango en Foxtrot y era cercano a Majid, pero en 2023 la amistad acabó por diferencias sobre el control del mercado de las drogas en Suecia. La disputa llevó al asesinato ese año de la madre de Abdo, quien vivía en la ciudad sueca de Uppsala.
La violencia criminal urbana no es un síndrome exclusivo de Suecia, sino que paulatinamente se abre paso en otras latitudes de Europa, como Bruselas, la capital comunitaria. El miércoles 5 de febrero, una de las líneas del Metro más concurridas de Bruselas quedó fuera de servicio en plena hora pico matutina luego de que dos individuos armados con kalashnikov dispararan contra otro sujeto en una estación para después escapar por el túnel del servicio de transporte. En los dos días siguientes, otros tres tiroteos se registraron en una comuna vecina a la capital, Anderlecht.
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Los incidentes no fueron aislados, son parte del recrudecimiento de la violencia relacionada con el narcotráfico y que ha venido escalando desde hace meses. De acuerdo con investigaciones de la Policía Federal, las ambiciones expansionistas de una organización criminal con ramificaciones en Marsella, Francia, podría ser la causa de la situación que se vive en Bruselas. Intenta, por la vía del secuestro, la violencia y los asesinatos, hacerse del control del mercado de drogas controlado hoy por otros grupos, como el clan albanés y la mafia marroquí.
Según la policía de Bruselas, en 2024 se produjeron 89 tiroteos en la región Bruselas-Capital, con un saldo de nueve muertos y 48 heridos. En todo 2023 contabilizó 62 tiroteos.
Michel Goovaerts, jefe de policía de la zona de Bruselas-Capital-Elsene, teme que lo peor esté por venir debido al uso más frecuente de armas de fuego y su creciente disponibilidad en el mercado negro.
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“Sabemos que armas se fueron con dirección a Ucrania, pero también que volverán y pararán en el circuito ilegal (…) lo vimos en la guerra de la ex-Yugoslavia. Las armas llegaron después aquí y cayeron en manos de criminales”, dijo recientemente Goovaerts. En respuesta a la escalada, el ministro belga del Interior, Bernard Quintin, propone recurrir al ejército, asignarle tareas de vigilancia ciudadana con el fin de liberar agentes de policía para que luchen contra el narco.
En la clase política sueca también hay voces que abogan por el uso de las fuerzas armadas, aunque el Jefe de la Policía de Estocolmo, Tobias Bergkvist, asegura que no se resuelve la criminalidad sistemática con la presencia de soldados en las calles. Señala que hay un acuerdo de cooperación que permite a la policía recurrir al ejército en áreas de logística y transporte, de ser necesario.