Más Información
FGR ya investiga a alcaldesa de Coalcomán, Michoacán, por agradecer juguetes del “Mencho”; hay más de 10 funcionarios en la carpeta
"Agradecemos al señor Nemesio Oseguera"; ayuntamiento de Coalcomán, Michoacán, emanado de MC, agradece al "Mencho" y al CJNG por entrega de juguetes
Vladimir Putin ofrece disculpas por “trágico incidente” de avión azerbaiyano; sistema antiaéreo ruso estaba activo durante accidente, admite
Detienen y luego liberan a Melanie, joven brutalmente golpeada en Tamaulipas; la acusaban de presunto robo
Sheinbaum se reúne con Lemus; “trabajar al estilo jalisco es en coordinación con la federación”, expresa gobernador
Revés al INE, juez niega retirar suspensión definitiva a reforma judicial; da 48 horas para acatar sentencia
San José
Una palabra describe la emergencia humanitaria de Venezuela: compleja. La propagación de enfermedades, la hambruna, la desnutrición y la severa escasez de alimentos atizan una crisis agudizada por la ausencia generalizada o el encarecimiento acelerado de vituallas esenciales, como papel higiénico, jabones, toallas femeninas y pasta dental.
La escasez del fluido eléctrico, el corte en el suministro de agua potable y la secuela de dificultades para una digna subsistencia humana cotidiana agravan el escenario de los últimos 30 días.
La masiva migración al exterior desnuda el conflicto, al incrementarse sin cesar desde 2014 y 2015, llegar ya a unos 3.4 millones de venezolanos, superar 10% de los más de 31 millones de habitantes y amenazar con alcanzar más de cinco millones en 2019, pero otros factores —malaria, sarampión o mortalidad infantil y materna— muestran la profundidad de los problemas.
Una estadística del Ministerio de Salud confirma un aumento de la mortalidad materna de 65% y de la infantil en 30%, de 2015 a 2016. Pese a que la mortalidad infantil crece en toda la zona, Venezuela es la única nación de Sudamérica en la que ese índice clave social regresa a los valores contabilizados por última vez en la década de 1960.
Informes de las organizaciones de Naciones Unidas, Mundial de la Salud, Panamericana de la Salud y de la Alimentación y la Agricultura evidencian los siguientes trastornos sociales:
—Unos 7 millones de venezolanos requieren ayuda humanitaria.
—La desnutrición azota a 3.7 millones de venezolanos.
—De 2008 a 2015 se tuvo sólo un caso de sarampión, en 2012, pero a partir de junio de 2017 se alerta por más de 9 mil 300 y se confirman más de 6 mil 200.
—La difteria, que desaparece del radar de enfermedades en Venezuela, de 2006 a 2015, retorna desde julio de 2016 con más de 2 mil 500 presuntos casos y más de mil 500 confirmados.
—La malaria aumenta incesantemente y pasa de 36 mil enfermos en 2009 a 414 mil en 2017.
—El número de víctimas de tuberculosis sube de 6 mil en 2014 a 7 mil 800 en 2016 y, con datos parciales, a 13 mil en 2017, para ubicarse como la tasa más alta de incidencia en 40 años por un incremento sostenido desde 2014 por el que llega a 42 por cada 100 mil en 2017.
La Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFCR por sus siglas en inglés) afina un plan de auxilio para los venezolanos más golpeados por la emergencia y ataca un primer flanco: los centros de salud administrados totalmente por la Cruz Roja Venezolana (CRV) y con capacidad de atender a unas 650 mil personas.
La operación de la Cruz Roja es la única operación que tiene aval del cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en otro reconocimiento oficial de que hay una crisis humanitaria luego de más de cuatro años de negarla.
La IFCR pretende abastecer con medicinas, equipos de salud, insumos médicos y plantas eléctricas a los 41 centros —ocho hospitales y 33 clínicas ambulatorias— ubicados en distintos sitios de Venezuela y controlados por la CRV, dice Diana Medina, gerenta de Comunicación para América de la Federación.
“El 15 de abril entraremos” con los materiales médicos para los centros de salud de la CRV, “pero no es comida”, aclara al informar a EL UNIVERSAL que deben definirse las cantidades y si la ayuda ingresará por aire, mar o tierra.
“Esto es sólo el comienzo”, afirma al subrayar que el soporte “es parte del esfuerzo internacional” de la IFCR “con sus socios de buscar estos materiales” y basado en sus principios de permanecer “neutral, imparcial e independiente”.
“No estamos vinculados” a otras ayudas, aduce, al desligar a la IFCR de la asistencia humanitaria enviada en su mayoría por Estados Unidos y guardada desde el 23 de febrero anterior en bodegas de Colombia y Brasil, tras una fallida expedición fronteriza para transportarla por tierra a Venezuela que fue encabezada por el proclamado presidente interino, Juan Guaidó, con apoyo del mandatario colombiano Iván Duque, entre otros.
De unas 600 toneladas, esa ayuda fue rechazada ese día a la fuerza por tropas de Maduro, quien alegó que estaba envenenada y era una vía política para intervenir en asuntos internos venezolanos.
Frente a la magnitud de la crisis, la entrada del respaldo humanitario todavía se suma con montos pequeños.
El 21 de febrero, sólo dos días antes de los violentos hechos que sacudieron varios de los pasos fronterizos de Venezuela con Brasil y Colombia por la orden de Maduro de impedir el ingreso de 10 camiones con la asistencia remitida por EU y algunos de sus aliados latinoamericanos, un anuncio del presidente venezolano sorprende en las redes sociales.
En un mensaje en su cuenta de Twi- tter, el gobernante narra ese día, sin dar referencias de fechas de ingreso, que “ya están en Venezuela 7.5 toneladas de medicamentos e insumos médicos que pagamos con el dinero de la República para el beneficio del pueblo.
“Gracias a la cooperación internacional” de las organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud y de la Federación Rusa, proclama, al cerrar con “¡Victoria contra el Bloqueo Imperial!”.
En otra gestión, las venezolanas Dayana Mendoza y Stefanía Fernández, ganadoras del cetro de Miss Universo en 2008 y 2009, respectivamente, se unen desde inicios de este mes en la campaña Sanando a Venezuela para reunir dinero y materiales básicos y combatir el hambre de sus compatriotas y otros males en el lado colombiano de la frontera con su país.
“Ver el comedor con todos los niños llegando con sus madres nos rompe el corazón”, clama Mendoza; sin embargo, hasta ahora, la ayuda se acumula, sin que encuentre un canal para entregarla a su necesitado destino.