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Era un día más de tour para los 16 mexicanos que se encontraban explorando la ciudad de Ammán, en Jordania. El médico cirujano Daniel Alejandro Guerra Melgar, oriundo y residente de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, había decidido tomarse dos semanas de vacaciones junto con su cuñado, también médico, para hacer un recorrido por distintas ciudades de esa región.
Sin embargo, el 6 de noviembre se convirtió en uno de los días más atemorizantes para el también profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chiapas y para todos sus compatriotas. “Llegamos a unas ruinas [las de Jerash], a unos 50 kilómetros de Ammán. Bajamos del autobús, cruzamos por una entrada espectacular y de ahí teníamos que pasar por un caminito para llegar a la siguiente parte. Yo me había adelantado un poco y vi a un muchacho sentado en una bardita del caminito, pero me pareció normal y seguí”, contó el doctor Guerra en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.
El joven al que vio no pasaba de los 23 años, de tez morena y aproximadamente un metro con 80 de estatura. “Ya había pasado al muchacho cuando, de pronto, comencé a escuchar gritos. Volteé y vi que éste se había levantado y con un cuchillo en cada mano comenzó a apuñalar gente. Mi instinto me llevó a saltar por un pequeño barranco que estaba ahí, para evitar que me viera y me lastimara”, señaló Daniel. Lleno de miedo, desde su pequeño escondite vio cómo el agresor apuñalaba a uno de los oficiales del lugar que había acudido guiado por los gritos y que intentaba desarmarlo.
La siguiente escena que Daniel rememora estaba llena de rojo. El muchacho, identificado como Mustafá Abouruis, hirió a ocho personas en total. Una vez que el atacante fue neutralizado, Daniel y su cuñado se dispusieron a auxiliar a las víctimas. “Fuimos a atender a las dos personas que más sangre estaban perdiendo, que resultaron ser una chica [la mexicana Mónica Díaz] y su esposo [Jorge Vergara], ambos de nuestro tour de mexicanos. Estaban sangrando abundantemente por su costado”, afirmó el cirujano y docente. Daniel se ocupó de la chica y su cuñado, del cónyuge de ésta.
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“Les hicimos un torniquete a los dos para que parara la hemorragia. Yo utilicé un turbante que alguien de los que estaba ahí se había comprado de recuerdo y mi cuñado usó su cinturón como vendaje para comprimir la zona comprometida del tórax del muchacho”, expuso. Aunque Daniel por su profesión está acostumbrado a la adrenalina, reconoció que esa ha sido una de las situaciones más críticas en los que se ha encontrado. “En ese momento sentí temor y pánico. Se juntó el estrés que como médico tienes de salvar una vida y el terror de saber que tú estuviste a punto de perderla”, afirmó.
Mónica y Jorge son originarios de la Ciudad de México e iban acompañados de la madre y el padre de la chica, de los cuales la madre sufrió una lesión que sólo fue superficial gracias a que, según contó el doctor Guerra, la faja que traía no permitió que penetrara el arma. El padre salió ileso. Cuando la ambulancia llegó, Mónica, abogada de profesión, y a quien Daniel describió como “muy preparada y culta”, fue trasladada a un hospital en la ciudad de Jerash, mientras que Jorge, por tener aparentes heridas de mayor gravedad, fue llevado a un hospital militar.
“Mientras íbamos para allá la chica empezó a ponerse muy mal. Le abrieron el abdomen de emergencia y vieron que tenía una lesión en una arteria y una perforación en el pulmón (…) Le pusieron 13 unidades de sangre. Yo estuve en todo momento con ella”, narró Daniel, destacando que su acompañante en la sala de espera fue el padre de la chica, el cual estaba muy nervioso y preocupado. “Él es mayor y es diabético e hipertenso; además no hablaba inglés y no entendía qué pasaba, pero yo le iba informando todo”, explicó Daniel.
Después de seis horas de esperar noticias, les avisaron que Mónica, a quien Daniel salvó la vida por su rápida acción, se encontraba estable. Entonces el chiapaneco se trasladó al hospital militar para revisar el estado de Jorge. Cuando llegó, el muchacho estaba a punto de ingresar a la cirugía en la que lo despojarían de un riñón. “Él [el esposo] era más callado, pero días antes del incidente comentó que no le gustaba mucho esta zona, que de hecho él no tenía muchas ganas de venir, pero que los suegros y la esposa lo habían convencido”, compartió el médico. Después de hacer guardia en el hospital del joven, Daniel se unió a sus compañeros de tour en el hotel. Ya era la madrugada del jueves.
Daniel resaltó que la atención brindada tanto por las autoridades locales y federales de Jordania como por la embajada de México en el país árabe fue excepcional. “El embajador Roberto Rodríguez estuvo pendiente en todo momento, muy atento. Las autoridades de Jordania estaban muy preocupadas y apenadas. De hecho, a los dos hospitales fueron el Ministro de Salud, el de Seguridad Pública y hasta un representante del rey”, relató el médico.
Mientras la pareja herida se recupera, el grupo de turistas mexicanos siguió su camino, pero nada es igual: “El gobierno nos puso un policía para que nos cuide el resto del recorrido y adonde vamos la gente nos sigue pidiendo disculpas y hasta comida gratis nos ofrecen”, contó.