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Bárbara Aranda, activista mexicana, promueve la lucha por los derechos y el liderazgo de las mujeres en Latinoamérica a través de su participación como líder regional de Girl Up América Latina.
Aranda, quien fue parte del equipo del Consulado General de México en Hong Kong, ha colaborado desde 2016 con Girl Up, un movimiento creado en 2010 por la Fundación de las Naciones Unidas (ONU) como parte de una iniciativa para ayudar a respaldar a las agencias de la ONU que se enfocan en las adolescentes.
La mexicana es la actual Representante Regional de América Latina y el Caribe para esta organización que busca reducir la brecha de género en las áreas de liderazgo y trabaja con niñas en 19 países de la región para impulsar su desarrollo académico y profesional a través de 3 mil 300 clubes, de los cuales 150 están en Latinoamérica impactando la vida de 58 mil mujeres alrededor del mundo.
La activista feminista expresó sus opiniones a EL UNIVERSAL frente al paro nacional del 9 de marzo que invita a las mujeres a “desaparecer” por ese día: ninguna en los trabajos, en las escuelas o en las tiendas.
Aranda explicó que en América Latina “necesitamos ver a más mujeres en los espacios de toma de decisiones. Se tienen que contar las historias de las mujeres o de las diferentes identidades para que haya mejores servicios y políticas públicas para que nos protejan a todos y a todas”.
¿Qué piensan de la iniciativa del paro nacional de mujeres del 9 de marzo? ¿Lo ven como una alternativa a pesar de las críticas de otros movimientos anteriores?
—Yo creo que todas tenemos un proceso de iniciación ante los temas que abordan las feministas. Las feministas señalamos constantemente cómo la violencia de género está sistematizada e institucionalizada... Si a ti no te atraviesa la violencia es muy difícil que entiendas cuando se toman acciones como las protestas, el grafiteo, la ruptura de vidrios y el incendio de puertas. Siempre va a haber el discurso de no, así no, esto no me representa; sin embargo, creo que si algo nos debe unir a todas es que entendemos que no queremos ser violadas, asesinadas, descuartizadas, torturadas, desaparecidas.
¿Cuál es su opinión frente a la violencia en México?
—Nos parece que se está saliendo de control o que siempre se ha salido de control, pero que ya no queremos quitar el dedo del renglón del tema. Entonces creo que situaciones como éstas, como el paro, traen una conversación muy rica, con muchísimo ruido sobre cuál es la verdadera problemática. Creo que la violencia de género nos atraviesa a todas de una manera u otra.
¿Creen que el paro en México pueda tener éxito? ¿Puede darse positivamente en otros países de Latinoamérica?
—Tendríamos que ver qué es lo que va a suceder acá. Observaremos el diálogo y el léxico de lo que sucederá el 9 de marzo y ya veremos qué es lo que deciden otros países. Puede ser como el caso chileno, en el que un performance se hace completamente viral porque es una cosa que permea a los otros, porque lamentablemente no hay un país que no sea machista, no hay un país que no tenga violencia de género y como ya han sido exitosos estos paros en otros lugares, puede que funcione, puede que otras naciones de Latinoamérica se sumen a estas acciones.
¿Cómo ven el hecho de que ya no es un movimiento con líderes, sino que es algo más general?
—Las mujeres estamos hartas de la violencia de género y no vamos a quitar el dedo del renglón. Seguramente surgirán otras actividades en América Latina que seguirán este movimiento... yo estoy muy orgullosa de las diferentes actividades que las chicas están haciendo. Nos empieza a caer el 20 de que la violencia nos afecta a todas y que nos tenemos que sonorizar con la situación. Y que el hecho de que no me pase a mí, no deseo que le pase a alguien más.
¿Cuál sería el mensaje para todas las activistas y mujeres mexicanas?
—Entre más formas de desobediencia civil haya en la mayor cantidad de espacios, va a ser la mejor forma en la que sigamos empujando esto.