En marzo de 2024 calificó a Facebook como enemigo del pueblo y dijo que no quería que a Facebook le vaya bien.

Sin embargo, apenas 10 meses después , presidente de Meta —el grupo que controla Facebook— ocupó uno de los lugares principales en la toma de posesión de Trump. Junto con él estaban otros gigantes tecnológicos: Elon Musk, dueño de X, Tesla y SpaceX y director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en el gobierno de Trump, y Jeff Bezos, dueño de Amazon y del periódico The Washington Post.

Este acercamiento ha despertado muchas preocupaciones.

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El expresidente Joe Biden advirtió al cierre de su mandato que se “está formando una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que amenaza nuestra democracia”.

Lo que es un hecho es que el nudo de intereses presentes borra todos los conflictos pasados, alineando a los magnates tecnológicos con el poder político de la Casa Blanca.

Inteligencia artificial y la guerra comercial con China

Las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos están en una carrera para desarrollar las herramientas de IA más eficaces. Alcanzar dicho objetivo requiere grandes cantidades de energía y chips de alto desempeño. Esto hace que las grandes tecnológicas busquen el apoyo del gobierno de Trump para obtener acceso a la energía que requieren para desarrollar herramientas de IA más potentes.

La IA también demanda chips con altos niveles de procesamiento y capacidad de cálculo.

Aquí hay dos grandes problemas que involucran a China y la guerra comercial que sostiene con Estados Unidos. El primero es que 90% de los chips de alto desempeño se producen en Taiwán. China no reconoce a Taiwán como país independiente y al que busca integrar a su territorio. Esto amenaza el suministro de los chips que requieren las empresas tecnológicas para generar herramientas más avanzadas de IA.

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Por otro lado, la producción de los chips requiere de grandes cantidades de tierras raras. Elementos como el galio, el germanio y el grafito son vitales para la fabricación de chips de última generación. El problema es que más de 80% del procesamiento global de estos elementos se encuentra en manos de China, quien ya ha tomado medidas para restringir su exportación.

Esto pone en peligro el suministro de los materiales necesarios para fabricar los chips.

Por eso, las grandes tecnológicas buscan el apoyo de Trump para asegurar el acceso a tierras raras que requieren los chips para desarrollar la inteligencia artificial.

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Otro punto que favorece el acercamiento entre Trump y las grandes tecnológicas es que coinciden en varios puntos sobre la forma en que debe cambiar el gobierno de Estados Unidos. Parte del círculo más cercano a Trump muestra simpatía por las ideas de Curtis Yarvin, un autor que considera que el gobierno debe ser manejado como una start- up, es decir, una empresa tecnológica de rápido crecimiento.

Yarvin —cuyo mentor es Peter Thiel, cofundador de Paypal— también considera que el gobierno debe ser encabezado por un presidente que actúe como un CEO, es decir, como el director general de una empresa. Además, Yarvin ha sido figura clave de un movimiento llamado Dark Enlightenment (Ilustración Oscura) que busca combatir lo que él llama La Catedral, un vasto conglomerado de medios de comunicación y universidades que ejercen un dominio ideológico cada vez más global.

Yarvin asumió que lo único que podría destruir el dominio ideológico de La Catedral era un dictador o monarca. La llegada de Trump al poder es un paso importante en esa dirección. De hecho, Yarvin piensa que el CEO de alguna de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos conduciría mejor el gobierno que cualquier político.

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Comparten esa visión el vicepresidente J. D. Vance y Michael Anton, quien según el propio Trump, es uno de los diseñadores de las políticas para hacer grande a Estados Unidos de nuevo.

Hay pues un proyecto ideológico hegemónico nacionalista en formar un gobierno altamente eficaz que impulse el desarrollo tecnológico con menos regulaciones gubernamentales y menos obstrucciones legislativas que intenten limitar su crecimiento.

Trump nombró a Elon Musk director de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para reducir drásticamente el tamaño del gobierno federal. La nueva era de desregulación y la reducción de pago de impuestos tendría para las grandes tecnológicas importantes beneficios.

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Guerra por la atención

Uno de los bienes más valiosos en la economía actual es la atención. La disputa por obtenerla es otro elemento que ha favorecido la alianza de Trump con las grandes tecnológicas. La atención vale dinero. De hecho, el elemento que hace más valiosas a las redes sociales es su capacidad para mantener la atención durante el mayor tiempo posible.

Básicamente podríamos decir que las redes sociales venden a los anunciantes la atención que obtienen de sus usuarios. Pero no sólo obtienen la atención, sino que tienen la capacidad de concentrarse en ciertos temas eje. Cuando las redes sociales hacen que la atención se concentre en un tema, las audiencias tienden a considerar que ese tema es más relevante.

Por supuesto, Trump está interesado en que las redes sociales concentren la atención en los temas más relevantes para su administración y su nuevo liderazgo presidencial. Musk ha comenzado a usar la capacidad de su red social X para atraer la atención y beneficiar a figuras que considera aliados políticos y encumbrar nuevos mandatos de gobierno.

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Tal es el caso de la entrevista que el propio Musk hizo en X a Alice Weidel, líder del partido de ultraderecha alemán Alternativa para Alemania. Al respaldarla, Musk logró concentrar una gran cantidad de atención en ella y la colocó, al menos por unos días, como el tema dominante de la agenda política alemana.

Mentiras liberales, verdades conservadoras

Un elemento final que ha favorecido la unión entre Trump y las grandes empresas tecnológicas, especialmente Facebook, es la forma en que se promueve o se restringe el contenido de corte liberal o conservador. Durante años Trump y los republicanos han acusado a Facebook de que sus algoritmos e iniciativas de verificación de los hechos o fact- checking relegan contenidos conservadores y dan más visibilidad a los liberales/woke.

Desde luego una alianza con Trump requería necesariamente de un ajuste en los procesos de Facebook sobre el fact-checking.

Algunos analistas han resaltado que los cambios en los procesos de fact-checking de Facebook favorecerá notablemente al contenido conservador. Para ello, citan un estudio publicado en Nature —una de las revistas científicas más importantes— que muestra que los usuarios de redes sociales de tendencia conservadora tienden a compartir información falsa en mayor medida que los de tendencia liberal.

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Esto podría significar que sin las restricciones del fact-checking el contenido conservador circule con mayor libertad en las redes sociales.

La adición de Bezos a esta alianza muestra el poder de la administración Trump en términos de la información que reciben los estadounidenses... y la que no. Cada uno de estos elementos puede parecer lejano de nuestra experiencia cotidiana, pero en breve podemos comenzar a ver sus consecuencias. Es probable que pronto en tu timeline de Facebook comiencen a aparecer más contenidos de corte conservador.

Seguramente veremos a Musk entrevistar en X a personas en México y América Latina para darles más visibilidad ante una elección o una confrontación política. Es probable que veamos un esfuerzo por abrir camino a las ideas de Curtis Yarvin en diferentes partes del mundo.

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Pero después de leer esto si estas cosas empiezan a suceder, no te tomarán por sorpresa y estarás en mejores condiciones de entenderlas y responder a ellas.

Académicos de la UNAM

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