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Washington.— Estados Unidos recordó ayer el decimonoveno aniversario de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 —que cobraron la vida de casi 3 mil personas— mientras está la pandemia del coronavirus. Por esto, el presidente Donald Trump y el candidato demócrata, Joe Biden, cesaron sus ataques durante el día.
Con actos en Nueva York, el Pentágono y en Shanksville (Pennsylvania), el país recordó los atentados.
Por su parte, Trump viajó con su esposa Melania al campo donde hace 19 años se estrelló uno de los cuatro aviones secuestrados por yihadistas, en Shanksville, estado clave para las elecciones del 3 de noviembre. El mandatario dejó de lado su divisiva retórica para hacer hincapié en el patriotismo y la unidad nacional. “En los días y semanas después del 11-S, ciudadanos de todas las religiones, de todos los orígenes, colores y creencias se unieron, rezaron juntos, hicieron duelo juntos y reconstruyeron juntos.
“Resolvemos mantenernos unidos como una sola nación estadounidense, defender nuestras libertades y valores, amar a nuestros vecinos y a nuestro país, cuidar a nuestras comunidades, honrar a nuestros héroes y nunca, nunca olvidar”, dijo.
Fue en ese campo de Shanksville donde se estrelló el vuelo 93 de United luego de que los pasajeros y la tripulación intentaron retomar el control de la nave secuestrada por cuatro yihadistas, que se dirigía posiblemente hacia el Congreso. Las 44 personas a bordo murieron.
Biden también viajó a ese lugar con su esposa Jill, pero no se cruzó con Trump, quien ya se había retirado. En el memorial dedicado al vuelo 93 y frente a unos 200 espectadores, Biden dejó una corona de flores blancas en el muro donde están grabados los nombres de las víctimas.
El candidato y su esposa conversaron con familiares, visitaron una estación de bomberos y repartieron tortas y cervezas. Más temprano, participó en la ceremonia que recordó a las víctimas de los ataques en Nueva York, donde murieron más de 2 mil 700 personas. Antes de llegar a la ceremonia celebrada en la Zona Cero, donde antes se erigían las Torres Gemelas, en el sur de Manhattan, Biden dijo a periodistas que no hablaría de nada que no estuviese ligado al 11-S.
El vicepresidente Mike Pence también acudió a la ceremonia en Nueva York, donde cruzó un saludo con Biden.
A las 8:46 horas, en un flamante World Trade Center, que se sigue construyendo, se escucharon las campanadas que marcan el momento en el que el vuelo 11 de American Airlines impactó contra la torre norte y que supuso el comienzo de una jornada de pesadilla para la ciudad de Nueva York.
Debido a las medidas por la pandemia del Covid-19, sólo los familiares tuvieron acceso a la ceremonia en Pennsylvania, en el Pentágono y en el monumento que señala el vacío que dejaron las Torres Gemelas y que ha grabado en piedra el nombre de todas las víctimas.
Además, compañías de bomberos en toda la ciudad de Nueva York vistieron sus mejores galas para recordar a los más de 340 compañeros muertos, el mayor número de decesos registrado en todos los equipos de emergencia y policiales que respondieron a la tragedia.
A las 10:00 horas, momento del derrumbe de la torre sur, bomberos, como los del Batallón 9, que perdió a 15 de sus miembros en el 11-S, guardaron un momento de silencio frente a una ciudad que funciona a medio gas y cuyo trasiego se escuchó este año más que nunca antes el lamento de las gaitas.
La conmemoración del 11-S este año es especialmente dura para Nueva York, donde las banderas llevan casi seis meses a media asta en señal de luto por las más de 23 mil 700 muertes que ha provocado la pandemia del Covid-19 y que se arraigó en la ciudad en abril. El continuo aumento de muertes y el obligado confinamiento, del que la ciudad comenzó a recuperarse con la llegada del verano, puso a la enérgica Nueva York en sus peores horas desde el 11-S.