Bruselas.— No importa cómo lo presente el presidente estadounidense Donald Trump, su política de aranceles está condenada al fracaso con serias consecuencias para la economía global, la cual se desacelera.

Es la conclusión a la que llegan los expertos de los principales centros de estudios económicos de Europa al analizar las implicaciones que tendrán las “falsas promesas” de Trump sobre el renacimiento de la economía estadounidense.

De acuerdo con los estudiosos, entre otros, Lisandra Flach, experta en comercio del Instituto de Información e Investigación (IFO), un servicio del Centro de Estudios Económicos de Múnich, el aumento de aranceles marca un punto de inflexión en EU y constituye un ataque frontal al orden económico global basado en normas. En la práctica, socava casi 80 años de multilateralismo, y las consecuencias dependerán de múltiples factores, como el plazo de duración y la forma en que respondan los países afectados. China ya reaccionó a la tarifa arancelaria de Trump, con impuestos a productos estadounidenses de 34%, y dijo que “luchará hasta el final”. Este miércoles entraron en vigor los aranceles de 104% sobre China por parte de EU.

Argumentando enormes y persistentes déficits comerciales, Trump renunció el pasado 2 de abril al modelo estadounidense de economía abierta, golpeando a más de 60 socios comerciales. “De mantenerse, supondrá el cambio unilateral más significativo en la política comercial estadounidense desde la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de 1930”, afirman en un reporte Simon Evenett, experto del Centro para Investigación de Políticas Económicas, y Johannes Fritz, director de Global Trade Alert, un proyecto de la Universidad de St. Gallen, Suiza. “Las implicaciones se extenderán mucho más allá de las fronteras estadounidenses, marcando potencialmente el final del sistema basado en normas que ha apuntalado el comercio global desde la Segunda Guerra Mundial”.

Aseguran que los próximos meses determinarán si hay un reacomodo controlado del comercio o el mundo está ante el inicio de una profunda desglobalización que remodelará la economía durante las próximas décadas.

De acuerdo con Fabio Sabatini, profesor de economía de la Universidad Sapienza, en Roma, independientemente de cómo lo plantee Trump, EU tiene mucho que perder con la guerra comercial, al igual que el mundo en su conjunto.

“Los aranceles no los pagan los contribuyentes extranjeros, sino los consumidores y las empresas del país que los impone. Las consecuencias económicas tanto para EU como para sus socios comerciales serán graves, puesto que harán subir los precios, reducirán el empleo y debilitarán la competitividad a largo plazo”, sostiene el investigador en un análisis divulgado por el proyecto de la London School of Economics, Business Review.

“La historia demuestra que nadie gana una guerra comercial. Aunque la administración estadounidense presenta los aranceles como una herramienta para impulsar la competitividad de EU y reforzar el mercado laboral, estas medidas corren el riesgo de reconfigurar la dinámica del comercio mundial de forma que introduzcan costes económicos significativos, como el aumento de precios al consumo, interrupción de la cadena de suministro, importantes pérdidas de empleo y tensiones en las asociaciones internacionales”.

Sostiene que es difícil evaluar el alcance total del daño económico causado por Trump; sin embargo, con base en el efecto de las tarifas de 2017, si continúa adelante con su plan, las alzas de precios supondrán a los consumidores un costo anual equivalente a 1.8% del Producto Internato Bruto (PIB). “Estas previsiones pueden ser incluso optimistas, porque no tienen en cuenta las consecuencias a largo plazo del descenso de la competitividad, los aranceles a los productos y materias primas europeas y las medidas de represalia de los socios comerciales”. A pesar de la presión por el desplome bursátil ante los aranceles, Trump mantiene su posición.

El presidente del IFO, Clemens Fuest, asegura que “la competitividad de una economía se mide por su productividad, no por su balanza comercial exterior. La productividad disminuirá porque los aranceles tendrán un impacto negativo en la distribución internacional del trabajo (...) Si Trump quiere traer inversiones a EU y, al mismo tiempo reducir el déficit comercial, los estadounidenses tendrán que ahorrar más. Eso requerirá ajustes dolorosos en forma de un recorte del consumo”.

De acuerdo con el Centro de Estudios Prospectivos y de Información Internacional, una guerra comercial, teniendo como escenario un aumento de 10% de los aranceles a los bienes procedentes de todos los países y de 60% a las importaciones de China, provocará una disminución de 3.4% del comercio mundial y un descenso del PIB mundial de 0.5% en 2030.

El costo para EU será una disminución de 1.3% del PIB, de 22.9% de sus exportaciones y 17.5% de las importaciones. La guerra comercial también tendrá graves consecuencias para China, el PIB caerá 1.3%, las exportaciones en 8.9%, considerando que EU es el primer destino, 14.8% del total, y los salarios bajarán significativamente. El instituto de investigación económica más antiguo del Reino Unido, el National Institute of Economic and Social Research, considera que el impacto macroeconómico se verá reflejado en precios más altos, interrupciones en las cadenas de suministro y variaciones de los tipos de cambio.

El cálculo basado en un escenario de aranceles estadounidense de 10% a todas las importaciones y de 60% a los productos chinos, sugiere que el crecimiento de China se reduciría en alrededor de 0.3 puntos durante los primeros tres años.

El crecimiento del PIB estadounidense, en un escenario de represalias por parte de los países afectados, podría ralentizarse 0.7 y 0.5 puntos porcentuales en 2025 y 2026, respectivamente. El crecimiento del PIB mundial podría reducirse hasta 2% en cinco años.

Maximiliano Méndez Parra y Prachi Agarwal, investigadores del Overseas Development Institute, think tank con sede en Londres, dicen que “si sumamos el efecto de los aranceles recíprocos a la virtual eliminación de la ayuda estadounidense al desarrollo, esta política representa uno de los golpes más duros asestados a los países menos favorecidos y a las poblaciones más vulnerables”.

El impacto de las tarifas dependerá del grado de integración con el mercado estadounidense. Camboya, Vietnam y Sri Lanka figuran entre los que más sufrirán. Marieke Blom, economista del banco holandés ING Group, estima que los aranceles elevarán en 2.5% el gasto familiar de los estadounidenses, tendrá impacto de hasta 5.5% del PIB en países como Tailandia, Japón y Corea del Sur, y una probable disminución de las ventas europeas a EU en torno a 15%, lo que generará un golpe de 0.3% al PIB a corto plazo. En la UE, los países más expuestos son Irlanda, Alemania e Italia.

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