Miami.— Desde su entrada en la política en 2015, Donald Trump ha redefinido la relación entre un líder político y los medios de comunicación y las redes sociales. Sus constantes enfrentamientos, ataques verbales y demandas legales marcaron tanto su tiempo en la Casa Blanca (2016-2020) como el periodo fuera de la presidencia (2020-2024).
La experiencia de sus anteriores interacciones sugiere que su nuevo mandato estará marcado por un enfoque agresivo hacia los críticos y una consolidación estratégica con plataformas afines.
En febrero de 2017, Trump ya había intensificado su retórica contra los medios; había tuiteado, “los medios de noticias falsas (el fallido @nytimes, @NBCNews, @ABC, @CBS, @CNN) no son mi enemigo, son el enemigo del pueblo estadounidense”. Esta declaración fue ampliamente condenada por organizaciones periodísticas. “Esta postura marcó una ruptura con las relaciones tradicionales entre la Casa Blanca y los medios de comunicación, especialmente estadounidenses”, dice la socióloga Cecilia Castañeda, desde California, a EL UNIVERSAL.
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Los medios de comunicación en español en Estados Unidos tampoco se han salvado de los desplantes. En el caso de Telemundo, aunque su cobertura no fue tan agresiva como la de CNN o MSNBC, Trump la criticó por su enfoque en temas migratorios y sus reportajes sobre las políticas de separación familiar en la frontera. A pesar de ello, en 2020, Telemundo sorprendió al incluir entrevistas más amigables hacia Trump, lo que generó debate entre su audiencia.
Univision, desde un principio, mantuvo una relación extremadamente tensa debido al enfoque en inmigración y las declaraciones de Trump sobre los mexicanos al inicio de su campaña en 2015. Incluso Jorge Ramos, periodista y presentador estrella, tuvo múltiples enfrentamientos con Trump. Sin embargo, en noviembre de 2023, la reciente fusión mediática, TelevisaUnivision, tuvo un inesperado acercamiento a Trump al llevar a cabo una entrevista con el candidato republicano, en la voz del periodista mexicano Enrique Acevedo, atrayendo fuertes críticas.
Apenas este domingo el próximo mandatario se enfrenta a una primera entrevista con la periodista Kristen Welker, presentadora del histórico Meet the Press, y vuelve a acercarse a los medios tradicionales y a la cadena NBC News, a la que el republicano ha criticado en repetidas ocasiones.
Trump también ha mantenido una presencia activa y controvertida en las redes sociales, que utiliza lo mismo para lanzar diatribas que para hacer anuncios de gabinete o amenazas líderes políticos.
Trump ha usado el enfrentamiento con los medios como una estrategia central de su liderazgo político. Ya fuera desde la Casa Blanca o fuera de ella, su enfoque de ataque y desacreditación de los medios críticos consolidó su conexión con su base política, “pero de ahí también planteó preguntas fundamentales sobre la relación entre la prensa y el poder en la era moderna”, dice Castañeda.
En prensa escrita, Trump ha acusado repetidamente al The New York Times de difundir “noticias falsas” y por tener una agenda en su contra. Trump ha acusado al The Washington Post de difundir información sesgada y de ser parte de una “caza de brujas” en su contra.
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Trump también fue acusado de incitar a la violencia a través de sus publicaciones en redes sociales. Plataformas como Twitter, Facebook e Instagram suspendieron sus cuentas en su momento, citando riesgos de incitación a la violencia.
Entre los medios de comunicación estadounidenses afines se cuentan, en primer lugar, Fox News. Dos más son OANN y Newsmax. Estos medios, más pequeños, pero profundamente leales, continuarán siendo baluartes de los dichos de Trump. Sin embargo, algunos analistas han advertido públicamente que esta lealtad podría enfrentar presión para amplificar aún más las posturas políticas del presidente.
Blogueros en vez de periodistas
En un adelanto de lo que será la Casa Blanca de Trump, su hijo Donald Trump Jr. ya dijo que se contempla reducir el peso que los medios tradicionales tienen en la sala de prensa de la Casa Blanca para dar acceso a reporteros “independientes” o blogueros.
Por ahora es la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca (WHCA, en inglés), la que reúne a los periodistas que cubren esta institución y que, según su página web, asigna los asientos desde la administración de Ronald Reagan (1981-1989). Pero en la era Trump todo puede pasar.
En lo que se refiere a redes sociales, Truth Social, como plataforma de su propiedad, se mantendrá como su canal principal de comunicación directa. X, antes Twitter, merece un análisis particular dadas las circunstancias y la cercanísima relación actual entre Elon Musk y Trump. En Twitter utilizó su cuenta @realDonaldTrump para comunicarse directamente con el público, anunciar políticas, despedir funcionarios y criticar a oponentes y medios de comunicación. “Esta estrategia la describo como una comunicación búnker, porque le permitió eludir a la prensa tradicional y mantener una conexión directa con sus seguidores, que al final es lo único que le interesa; él sólo le habla a ellos”, comenta Castañeda.
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Tras los eventos del 6 de enero de 2021 en el Capitolio, Twitter suspendió permanentemente la cuenta de Trump. Otras redes, como Facebook e Instagram, siguieron su ejemplo.
En octubre de 2022, Musk adquirió Twitter. Un mes después, en noviembre, decidió reinstaurar la cuenta de Trump tras realizar una encuesta en la plataforma donde una ligera mayoría votó a favor del regreso del expresidente. Sin embargo, Trump no retomó inmediatamente su actividad ahí, al preferir seguir comunicándose a través de su propia plataforma, Truth Social.
En agosto de 2024, Trump volvió a publicar en Twitter, ahora X. Posteriormente, Musk y Trump fortalecieron su alianza, con Musk participando activamente en la campaña de Trump y siendo nombrado para liderar el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental.
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“La relación entre Donald Trump y X ha evolucionado de una herramienta de comunicación directa a una plataforma que lo silenció y finalmente, a un espacio donde ha regresado con el respaldo de su nuevo propietario, Elon Musk. Todo esto es el reflejo de muchas complejidades que tienen que ver directamente con la libertad de expresión, el poder de las corporaciones tecnológicas y la intersección o el cruce entre política y redes sociales en pleno siglo 21”, subraya la socióloga.
Musk no sólo ha cuestionado la credibilidad de los principales medios, sino que también ha utilizado su plataforma X para posicionarse como un árbitro del discurso público. En 2024, Musk intensificó sus ataques contra los medios tradicionales. En abril, criticó duramente a Reuters, calificándola como “la peor” y declarando que “los medios tradicionales mienten tanto como respiran”. Después, varios periódicos, incluyendo The Guardian y La Vanguardia, anunciaron su retiro de X, calificando a la plataforma como una “pesadilla informativa” y acusándola de permitir la proliferación de desinformación. Musk desestima las críticas y posiciona X como un espacio alternativo.
Sus críticos advierten sobre el peligro de un espacio informativo no regulado y potencialmente sesgado. En este escenario, Musk sigue siendo una figura polarizadora.
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Medios y redes críticos
El Times y el Post corren el riesgo de ser señalados públicamente y etiquetados nuevamente como “noticias falsas” por el próximo mandatario. Según Margaret Sullivan, excolumnista del Post, “Trump no sólo desconfía de la prensa; su estrategia es desacreditarla ante su base para neutralizar su impacto”.
Las cadenas de televisión estadounidenses CNN y MSNBC han sido constantes en sus coberturas críticas; podrían enfrentar nuevas restricciones en el acceso a eventos presidenciales, una estrategia utilizada previamente por Trump para castigar a medios críticos. ABC, NBC y CBS podrían encontrar retos similares, especialmente si cubren investigaciones o escándalos relacionados con su administración. Trump ya ha criticado abiertamente a estos medios en declaraciones recientes.
Telemundo y TelevisaUnivision enfrentan un doble reto, críticas por parte del presidente y la creciente polarización de sus audiencias. Su enfoque en temas migratorios podría generar acusaciones de sesgo, mientras Trump impulsa políticas más restrictivas en lo referente a inmigración, deportaciones y seguridad fronteriza. Aunque queda claro que ambas cadenas han tenido un acercamiento de mayor trato y confianza con el exmandatario y su equipo, previo a las elecciones presidenciales, habrá que estar muy atentos de cómo van a manejar la información que afecta directamente a los hispanos con y sin papeles.
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En lo que se refiere al resto de las redes sociales, si YouTube decide apretar nuevamente el contenido relacionado con Trump, podría enfrentarse a una respuesta más agresiva del gobierno. Según Laura Coronado, experta en comunicación digital, “Trump entiende la importancia del video en la política moderna y no permitirá que YouTube dicte cómo se comunica”.
Censura y restricciones
Los expertos consideran dos escenarios principales relacionados con la posible censura de medios y redes sociales. En el escenario uno, Trump podría centrarse en medios o redes que considere particularmente hostiles, restringiendo su acceso a eventos gubernamentales, como lo hizo con CNN y el Times en el pasado.
En un segundo escenario, el equipo del próximo mandatario buscaría reformas legislativas que obliguen a los medios y las redes sociales a moderar su contenido político, ampliando el acceso a plataformas afines críticas, quizá llegando incluso a censurar contenido controversial.
Como destacó recientemente Anderson Cooper, de CNN: “Trump no ve a los medios como simples observadores; los ve como enemigos o aliados, y actúa en consecuencia”. La proyección general sugiere un periodo de intensa polarización mediática, con riesgos crecientes tanto para la libertad de prensa como para la neutralidad de las plataformas digitales.