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Washington.— Fue el brazo ejecutor de las duras políticas migratorias del presidente estadounidense Donald Trump. Sin embargo, no logró convencerlo y ayer, el mandatario anunció la partida de Kirstjen Nielsen como secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
Su puesto será ocupado de manera interina por el comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), Kevin McAleenan, quien goza de buena reputación en el Congreso y el gobierno, y cuyo nombramiento refleja que el tema de migración y seguridad fronteriza debe ser, para Trump, prioritario para el DHS.
“La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, abandonará su puesto y me gustaría darle las gracias por sus servicios prestados...”, tuiteó Trump. Apenas segundos después, anunciaba a su reemplazo.
Anoche mismo, Trump volvió a insistir, vía Twitter, en que “México debe detener a todos los ilegales y no dejarlos emprender la larga marcha a Estados Unidos, o no tendremos más opción que cerrar la frontera y/o poner aranceles. Nuestro país está LLENO!. Recordó que se han registrado “más arrestos en la frontera sur que en muchos años”.
En privado, Nielsen se mostraba cada vez más frustrada por lo que consideraba una falta de respaldo de otros departamentos y una creciente intromisión de parte de asesores de Trump, señalaron a la agencia Associated Press (AP) dos personas enteradas de lo ocurrido. Ella acudió ayer a la Casa Blanca para hablar con el presidente sin saber si sería despedida o renunciaría, y a fin de cuentas renunció, señalaron las fuentes.
La carta de renuncia, obtenida por AP, no contiene ninguna insinuación de controversia, a diferencia de las de otros funcionarios que han dejado este gobierno. “A pesar de nuestros avances en reformar la seguridad nacional para una nueva era, he decidido que es el momento adecuado para que yo deje el puesto”, escribió. “Espero que el próximo secretario tenga el respaldo del Congreso y de los tribunales para corregir las leyes que han obstruido nuestra capacidad para proteger completamente las fronteras de Estados Unidos y que han contribuido a la discordia en el debate en nuestra nación”.
Hubo tensiones persistentes entre la Casa Blanca y Nielsen casi desde el momento en que ella se convirtió en secretaria del DHS, en diciembre de 2017, después de que su predecesor, John Kelly, pasó a ser jefe de gabinete de Trump.
Desde hace meses se habló de la posibilidad de que Nielsen, una experta en ciberseguridad y gestión de desastres que formó parte del consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno de George W. Bush, dejara el cargo. Cuando Kelly anunció, en diciembre pasado, que dejaría de ser jefe de gabinete, la versión de que ella se iría creció.
Trump cuestionó, en público y en privado, el manejo de las políticas migratorias, en particular la llamada “Tolerancia Cero” que derivó en la separación de miles de familias migrantes y que, desde el punto de vista del mandatario, ella no estaba implementando de manera eficaz.
En noviembre, en una entrevista con Fox News, Trump dijo sobre Nielsen: “Me gusta mucho, es muy inteligente, pero quiero que sea más dura, veremos qué pasa, veremos qué pasa ahí”.
Nielsen era vista como opuesta a algunas de las medidas más duras para el control de la inmigración respaldadas por el presidente y sus asesores, en especial el consejero Stephen Miller, en cuestiones relativas a la frontera y en otras, como por ejemplo el estatus de protección para algunos refugiados.
Sin embargo, ante el público, era ella el rostro de la política antiinmigrante de Trump, y en junio de 2018 fue increpada por activistas que la culparon por la separación familias migrantes y le gritaron “¡Vergüenza!”, cuando ella se encontraba cenando en un restaurante de comida mexicana en Washington.
La partida de Nielsen se da en el marco de una aparente reestructuración que estaría organizando Trump, quien busca aplicar más mano dura en materia migratoria. Hace unos días, el mandatario retiró la nominación de Ron Vitiello para ocupar de forma permanente la dirección del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, que hasta ahora comandaba de forma interina. El sorpresivo revés habría sido fomentado por Miller, quien tiene ideas conservadoras en migración.
La semana pasada, mientras Nielsen elogiaba los esfuerzos de México y Centroamérica en el tema, Trump anunciaba su decisión de cortar la ayuda a los países del Triángulo Norte —Guatemala, Honduras y El Salvador— por su falta de colaboración para detener a los migrantes.
Organizaciones como America’s Voice señalaron que a pesar de su renuncia, “el legado de Nielsen siempre estará unido a la política de separación familiar” llevada a cabo por Trump.