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El presidente estadounidense, Donald Trump, se prepara hoy para emprender este martes su primera visita a la frontera sur, un viaje que está destinado a evaluar los prototipos de su polémico proyecto de muro y que podría aumentar la tensión con México en un momento particularmente delicado para la relación.
La promesa de Trump de erigir un muro en la frontera común ha dificultado su relación con México desde que era candidato presidencial, y la insistencia en que será el país vecino quien financie el proyecto ha frustrado ya dos intentos de reunión con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
Trump visitará California, un estado que perdió por más de 4 millones de votos en las elecciones de 2016, para ver en persona los ocho prototipos para el muro que seis empresas han levantado cerca de la frontera entre la localidad californiana de Otay Mesa y la mexicana de Tijuana, y dar un discurso ante militares.
"El presidente cree que la seguridad del país es algo importante, y está convencido de que el muro es parte de eso", dijo hoy la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
"No va a dar marcha atrás (en su promesa del muro). Va a seguir presionando por ello", aseguró Sanders en una conferencia de prensa.
El Gobierno mexicano canceló el mes pasado una visita de Peña Nieto a la Casa Blanca tras una dura conversación telefónica sobre el muro, y Trump envió la semana pasada a México a su yerno y asesor, Jared Kushner , para tratar de rebajar las tensiones.
Pero Trump volvió a espolearlas este sábado, cuando aseguró que, en su llamada telefónica del pasado 20 de febrero, Peña Nieto le había pedido "declarar que México no pagará por el muro".
"Le dije: '¿Está loco? No voy a declarar eso'", aseguró Trump durante un mitin en Pensilvania.
El canciller mexicano, Luis Videgaray, replicó en un tuit este domingo que, en la llamada, Peña Nieto insistió en que México "nunca" pagará, "de ninguna manera, por un muro en la frontera".
Ése es el clima en la relación bilateral antes de la primera visita de Trump a la frontera, y los expertos consultados por Efe creen que sus declaraciones desde San Diego podrían empeorarla.
"Es probable que la visita de Trump sea otro punto tenso en las relaciones entre Estados Unidos y México", dijo a Efe la directora para México en el centro de estudios Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA), Maureen Meyer.
"Trump ha dejado claro en sus recientes discursos y en el Estado de la Unión que no va a rebajar su retórica antiinmigrante", agregó.
Sus declaraciones sonarán aún más fuertes en California, un estado al que su Gobierno demandó la semana pasada por sus leyes respecto a las ciudades "santuario", que limitan la colaboración de las policías locales con las autoridades migratorias federales.
El líder estadounidense "está en modo de campaña" para las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos, y su visita a la frontera "será una extensión de eso", opinó, por su parte, Michael Shifter, presidente del centro Diálogo Interamericano.
"Nadie debería esperar moderación. Es probable que haya una fuerte retórica antiinmigrante, sin tener mucho en cuenta su efecto en la relación con México. La relación bilateral ya está dañada, pero podría empeorar", afirmó Shifter.
Trump pasará apenas tres horas en San Diego, y no está claro si hará declaraciones durante su visita a los prototipos del muro, aunque luego dará un discurso ante militares de las cinco ramas de las Fuerzas Armadas estadounidenses en la estación aérea de Miramar.
Cabe la posibilidad de que ese sobrio escenario le lleve a moderar su discurso, pero sería "sorprendente" que no repitiera su mensaje de "los últimos dos años acerca de la importancia, la urgencia del muro", indicó a Efe un analista del Instituto sobre México en el centro de estudios Wilson Center, Eric Olson.
Pero más allá de su inspección de los prototipos y de las declaraciones que pueda hacer, son pocas las perspectivas de que el muro empiece a construirse este año.
"El principal obstáculo sigue siendo conseguir que el Congreso cargue con la factura del muro fronterizo", algo para lo que, hasta ahora, no han aprobado ni un céntimo, apuntó Meyer.
El Gobierno de Trump no ha explicado de forma convincente "por qué un muro sería menos costoso que otras medidas que ya están en uso" y cómo "resolvería los problemas" en la frontera, añadió.
Según Olson, además, "los congresistas republicanos de la mera frontera con México, en su gran mayoría, no apoyan la construcción de este muro, creen que es una pérdida de dinero" y que "no es una manera eficiente de combatir la migración irregular".
Por eso, Olson intuye que ambos partidos prefieren aparcar de momento el tema y "esperar a las elecciones de noviembre, a ver si la dinámica política cambia de manera fundamental".
lsm