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Ottawa.- Hubo un tiempo en el que Justin Trudeau era visto como el futuro del progresismo, el relevo perfecto de una nueva era de hacer política iniciada en Washington por la histórica elección de Barack Obama. Joven, enérgico, con ideas de revolución y grandeza: Trudeau representaba algo más que a Canadá.
Esa imagen y el brillo que deslumbró hace cuatro años, cuando sorprendió ganando unas elecciones remontando desde la tercera posición, se ponen en juego este lunes en unas elecciones federales canadienses de resultado totalmente incierto, con las encuestas en empate técnico y casi inamovibles desde que inició la campaña hace 40 días, y que es más que probable que deje un resultado con un gobierno en minoría sin un signo político claro por ahora.
Trudeau se juega la reelección en sus números de popularidad más bajos: el último sondeo de Gallup le da una aprobación de 46%, muy lejos de 72% que disfrutaba durante su primer año de mandato, en 2016. A la acumulación de decepciones, entre ellas la compra de un oleoducto que chocaba frontalmente con su política medioambiental, Trudeau acumula una serie de escándalos.
Especialmente doloroso fue el caso SNC-Lavalin, la acusación de injerencia e intento de tráfico de influencias en favor de esta empresa constructora con sede en su feudo de Quebec, que acabó con ministros dimitidos y descrédito.
Ambos son los máximos favoritos de unas elecciones que todo parece indicar que no tendrán vencedor cuando acabe el recuento de votos, con ningún partido llegando a la mayoría de 170 de los 338 diputados federales que van a elegirse para la Cámara de los Comunes. Lo que sí parece que será crucial será ver quién es el que consigue más apoyo y la legitimidad de ser el primero de encontrar consensos para ser premier.
La campaña ha sido, para muchos canadienses, “fea” por los ataques entre candidatos; sin embargo, en la comparativa, Canadá ha vivido un proceso electoral sin mucho sobresalto, con el problema de la crisis climática y el futuro medioambiental que ha dividido el país entre un este entregado a las causas contra el cambio climático y un oeste que basa gran parte de su economía en políticas extractivas de combustibles fósiles. Gracias a ese tema ganó popularidad y un gran repunte en las encuestas Jagmeet Singh, líder del izquierdista Nuevo Partido Demócrata, hijo de inmigrantes y de religión sij (siempre va con turbante y barba larga), al acusar a Trudeau y Scheer de “señor aplazador y señor negacionista”, respectivamente.
México tiene la mirada puesta en Canadá, especialmente por el tema del comercio. Sin embargo, el resultado no debería representar ningún dolor de cabeza. “El T-MEC no es tema en esta elección”, sentencia a EL UNIVERSAL Marjorie Griffin Cohen, profesora emérita de Economía Política de la Simon Fraser University.
La experta está tan convencida de que Canadá no será ningún problema en la ratificación que apunta a Estados Unidos como el principal obstáculo que enfrenta el T-MEC. “El líder conservador, Andrew Scheer, ha sido muy crítico sobre cómo fue negociado por los liberales en el pasado, pero dudo que impidiera que fuera aprobada en el Legislativo si ganara las elecciones”, argumenta, si bien “en general, la sensación es que el gobierno de Trudeau hizo lo mejor que pudo teniendo en cuenta el presidente chiflado que está al mando de las cosas en Estados Unidos”.
Para confirmar esas teorías, EL UNIVERSAL se puso en contacto con los principales partidos canadienses. Dos respondieron. El Verde dijo que su objetivo es asegurar que las multinacionales no tengan la habilidad de explotar a la gente y el medioambiente excesivamente”. Para mejorar la “buena relación comercial” entre Canadá y México les gustaría ver cambios en algunos mecanismos de resolución de disputas. El ultraderechista Pueblo de Canada dijo estar “muy a favor del acuerdo de libre comercio entre México y EU”, y que de ganar “absolutamente” llevarían adelante la ratificación.
La participación, según indicadores, parece que puede ir al alza. Significativo es el número de canadienses en el exterior que se han registrado para votar, que ha sobrepasado todas las expectativas: según Elections Canada, el órgano electoral, de los 27 millones de electores que hay en Canadá, 4.7 millones emitieron su voto de manera anticipada. El aumento del voto desde el exterior ha sido exponencial: casi 52 mil canadienses fuera del país han dicho que quieren votar. La estimación era de unos 30 mil, que ya iban a ser más del doble que los 11 mil de 2015.