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Washington.— Canadá ya tiene fecha para sus elecciones presidenciales: el lunes 21 de octubre. El premier canadiense, Justin Trudeau, disolvió ayer el Parlamento, confirmó el día y dio el disparo de salida a una campaña electoral de 40 días. Buscará una reelección que se le ha complicado en los últimos meses, perseguido por varios escándalos.
“Tenemos que tomar una decisión importante [sobre el futuro de Canadá]”, dijo Trudeau.
El que irrumpiera en la política mundial en 2015 con una juventud, guapura y progresismo desmesurado, coronado como el heredero de Barack Obama en la escena internacional, acumuló una serie de tropiezos y escándalos.
“Hemos hecho mucho juntos en los últimos cuatro años, pero la verdad es que esto es el inicio. Los canadienses tenemos que tomar una decisión importante: ¿vamos a volver a las políticas fallidas del pasado o vamos a continuar hacia adelante?”, dijo el primer ministro.
Su estrategia es clara: potenciar su apuesta por las políticas sociales y progresismo, así como los avances en el tema climático. Sin embargo, su imagen está manchada por un escándalo que desató una crisis de gobierno. En agosto, tras meses de investigaciones, el comisionado federal de Ética determinó que Trudeau violó la ley de conflicto de intereses al intentar que varios de sus ministros abandonaran una investigación criminal contra SNC-Lavalin, una constructora con sede en Quebec, a la que acusan de sobornar al gobierno libio para conseguir contratos.
Su principal rival será el líder del Partido Conservador, Andrew Scheer. “Hemos estado mostrando a los canadienses cómo Trudeau los ha engañado constantemente... No se puede confiar en Trudeau”, dijo.
La plataforma conservadora se centrará también en el tema económico. Una encuesta de CBC da un empate técnico (33.8% de votos) a los dos principales partidos.