Bruselas.— El Alto Representante de la Política Exterior Europea, Josep Borrell, está dispuesto a hacer férrea defensa de los acuerdos negociados por la Unión Europea (UE) con México, Chile y Mercosur, a pesar de reconocer que los tratados de libre comercio han perdido simpatía entre los europeos.
Los defendió la semana pasada ante el pleno de la Eurocámara, y ahora vuelve a hacerlo invocando en formato de videoconferencia a un reducido grupo de medios de comunicación, entre ellos EL UNIVERSAL.
“Los acuerdos llamados de comercio (…) tienen hoy más problemas que ayer, muchos más problemas, porque la globalización está en una fase de repliegue, la competencia crea perdedores, los perdedores han hecho oír su voz.
“Probablemente ha llegado un momento en el que las sociedades europeas ya no están tan convencidas de los beneficios del libre comercio, hubo un momento en el que el libre comercio era el gran instrumento de expansión europea en el mundo, hoy en día las sociedades europeas, con el reflujo de la globalización ya no están tan convencidas”.
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Afirma que muchas personas piensan que los acuerdos suscritos por Europa con terceros países desequilibran el campo social y ambiental, así como la competencia al jugarse con distintas cartas entre partes iguales o actores con ventajas naturales.
Indicó que esos problemas se están presentando principalmente con economías grandes, entre ellas algunas latinoamericanas.
El 23 de abril de 2018, México y la UE llegaron a un acuerdo de principio sobre la modernización del acuerdo con vigor en 2000, pero fue hasta el 28 de abril de 2020 cuando oficialmente cerraron las negociaciones comerciales.
Borrell afirmó que antes de pensar en cooperar con México como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y titular de la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados latinoamericanos y Caribeños (CELAC), debe concretarse la aprobación del acuerdo renovado.
“Con México tenemos una excelente relación y una coincidencia muy general en muchos problemas, la presidencia de CELAC es una muy buena ocasión para dar con México pasos conjuntos, pero el primero y el más importante, y creo que ese condiciona todos los demás, es si somos capaces de llegar a cerrar la modernización del acuerdo comercial”.
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El expresidente del Parlamento Europeo pretende avanzar con la firma y ratificación del acuerdo modernizado con México y Chile este año.
Respecto a Mercosur, reconoció que hay una actitud negativa respecto a dicho acuerdo y que tiene que ver concretamente con el tema ambiental y la deforestación como premisa para una producción agraria más competitiva.
“En Europa tenemos la experiencia de acuerdos que los gobiernos firman y los parlamentos rechazan. Hoy por hoy hay temores fundados de que algunos países no estarían en condiciones de ratificar este acuerdo y que incluso el Parlamento Europeo tampoco [que tiene la última palabra]”.
Señala que las opciones frente al rechazo de un acuerdo son: desentenderse de todo esfuerzo o tratar de buscar acercar posiciones ante preocupaciones legítimas de algunos, sin menoscabar los intereses de otros. Declaraciones políticas complementarias al acuerdo negociado podrían ser la solución ante ese probable escenario.
En la entrevista, Borrell también habló del severo impacto sanitario y económico de la pandemia en Latinoamérica, destacando que ningún otro punto del planeta ha sufrido tanto.
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También de las caravanas migrantes que parten de Centroamérica rumbo a Estados Unidos, así como de la urgencia de aumentar la presencia política europea en la región.
Señaló que las empresas europeas han invertido más en América Latina que en India, China, Rusia y Japón juntos, sin embargo, la presencia política de la Unión no ha estado a la altura de la relación económica.
“Más que nunca [por la pandemia] debería llevar nuestra atención sobre ese continente, donde por otra parte la influencia china es cada vez mayor, y los vacíos se llenan en política”.
En cuanto al tema migratorio, sostuvo que Europa no puede impedir que los hondureños abandonen sus hogares, pero sí tiene la capacidad de cooperar para atender las causas que les empujan a hacerlo. “Esas causas están ancladas en la pobreza, la falta de perspectivas económicas, la violencia endémica, la debilidad fiscal de los gobiernos que no tienen capacidad para aportar bienes y servicios públicos.
“Lo que queremos es ser socio en las líneas de desarrollo futuro”, indicó poniendo de ejemplo el Acuerdo Voluntario de Asociación Honduras-UE cuyo objetivo es abordar la tala ilegal, mejorar la gobernanza forestal y promover el comercio de productos de madera de origen legal.
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Aseguró que la única forma de frenar los flujos hacia el norte, es propiciando una forma de desarrollo político y económico.
La acción de Europa, precisó, se centrará en prestar ayuda conforme a sus capacidades y a exigir a los países vecinos “el trato humano que merecen las personas”.
Durante la conversación, Borrell igualmente hizo referencia a la importancia de la separación de poderes en los regímenes latinoamericanos.
“La independencia judicial es un pilar fundamental para el funcionamiento de un país democrático, no hay libertades, ni democracia, ni nada que se pueda considerar un estado homologable a lo que la UE practica y quisiera que practiquen los demás países del mundo, sin una independencia judicial.
“En todos nuestros planteamientos y actuaciones, la independencia de los jueces está muy alto en la agenda”.
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Borrell dijo no saber si la militarización de México era la apuesta indicada a la guerra contra el narco, tampoco comentó sobre la política energética de la administración de Andrés Manuel López Obrador, y su efecto en las fuentes renovales y la libre competencia.
Sólo indicó que es importante no cambiar las reglas de juego de lo acordado en la modernización del acuerdo bilateral, el cual incluye un capítulo energético y establece que se respetará lo acordado en la reforma energética, realizada por la administración del entonces presidente Enrique Peña Nieto.