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Washington.— Un juez federal de Nueva York condenó ayer a cadena perpetua más 30 años a Juan Antonio Tony Hernández por traficar 185 toneladas de drogas a Estados Unidos, según los fiscales, con la colaboración de su hermano, el presidente de Honduras.
Tras un juicio de dos semanas celebrado en Nueva York en octubre de 2019, el exdiputado Tony Hernández, de 42 años, fue hallado culpable de los cuatro cargos de los que era acusado, incluidos tráfico de cocaína a Estados Unidos, falso testimonio y posesión de armas de fuego.
El juez Kevin Castel dijo que la sentencia de cadena perpetua para Tony Hernández, quien fue detenido en un aeropuerto de Miami en noviembre de 2018, era “muy merecida”. Los fiscales del Distrito Sur de Nueva York aseguraron en su proceso que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue un socio clave de su hermano Tony, aunque no ha sido inculpado.
“El juicio (...) ha destapado muchos detalles del tráfico de drogas internacional. Corrompe todos los aspectos de la sociedad y en este caso, el tráfico estaba promocionado por el Estado”, dijo Castel en su sentencia.
El magistrado detalló que las 185 toneladas de cocaína se traducen en mil 500 millones de dosis que habrían tenido un valor en el mercado de 138.5 millones de dólares.
También dijo que Hernández creció en el seno de una familia acomodada, que contaba con un título de derecho y que fue congresista, y que por lo tanto no se vio empujado a traficar para tratar salir de la pobreza, como es el caso de otros narcotraficantes.
Los fiscales habían exigido la cadena perpetua, subrayando que Hernández “no había mostrado ningún remordimiento”, mientras que la defensa había pedido la pena mínima obligatoria de 40 años.
El juez le impuso al hermano del presidente, quien fue declarado culpable hace un año y cinco meses, el embargo de bienes y propiedades con valor de 138.5 millones de dólares.
El abogado de Hernández, confirmó que su cliente apelará. Tras la sentencia, y mientras los alguaciles se llevaban a un Hernández que nunca se mostró derrotado, varias personas entre el público celebraron con gritos la sentencia: “¡Justicia para Honduras! A ver si le dices a tu hermano delincuente que deje en paz a nuestro país”, dijo a escasos metros del acusado Víctor Manuel Guevara, un hondureño residente de Nueva Jersey que acudió a ver el juicio.
Durante el juicio, los fiscales aseguraron que Tony y su hermano, el presidente Juan Orlando, desempeñaron “un papel de liderazgo en una conspiración de narcotráfico violenta y auspiciada por el Estado”.
Un testigo de la fiscalía, el excapo del narcotráfico y exalcalde hondureño Alexander Ardón, declaró en el proceso que presenció una reunión en 2013 en la que el ahora encarcelado Joaquín, El Chapo, Guzmán, entonces jefe del mexicano Cártel de Sinaloa, entregó un millón de dólares en efectivo a Tony para la campaña de su hermano.
El presidente de Honduras también fue acusado por fiscales estadounidenses de ser socio de otro narcotraficante hondureño, Geovanny Fuentes Ramírez, hallado culpable de tráfico de droga el 22 de marzo, tras un juicio presidido por el mismo Castel.
En este juicio, los fiscales aseguraron que todos los presidentes de Honduras desde 2006 han recibido sobornos de narcotraficantes a cambio de protección y de la promesa de no ser extraditados. El actual mandatario hondureño asegura que los narcos que testificaron en su contra se quieren vengar de él por su combate al narcotráfico.
En un comunicado, la familia de Tony calificó de “injusta e inhumana” la condena, e insistió en que el exparlamentario es “inocente”.
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