Tokio
realizó hoy su primer simulacro de evacuación ciudadana ante un eventual ataque con misiles balísticos , debido a la creciente amenaza de Corea del Norte y sus repetidos lanzamientos de proyectiles , algunos de los cuales sobrevolaron territorio japonés.
Alrededor de 350 personas participaron en el simulacro, en el que practicaron cómo evacuar espacios al aire libre y cerrados, después de que el sistema japonés centralizado vía satélite “J-Alert” alertara con sirenas y altavoces sobre el ataque con misiles , informó la oficina del gobierno.
El simulacro tuvo lugar en el metro y un parque de diversiones en el barrio Bunkyo de Tokio y se enmarcó en la hipotética situación en la que un misil si dirige a territorio japonés, un temor creciente desde que dos misiles norcoreanos sobrevolaron la isla de Hokkaido, el primero en agosto y el segundo en septiembre de 2017.
Unas 200 personas participaron en un ejercicio en el parque de atracciones, donde el personal los trasladó hacia un refugio tras llevar a cabo la parada de emergencia de las atracciones, mientras otras 150 personas practicaron la evacuación de forma independiente junto a la estación Korakuen del metro.
La simulación se llevó a cabo en 10 minutos, teniendo en cuenta el tiempo estimado entre el lanzamiento y la colisión de un misil, según la agencia japonesa de noticias Kyodo.
El ejercicio fue realizado por iniciativa del gobierno de Japón , el departamento de bomberos y la administración de Tokio, así como del propio barrio de Bunkyo.
El gobierno ha realizado simulacros en 25 municipios del país desde marzo de 2017 con el objetivo de garantizar rapidez a la hora de informar a la población y facilitar una evacuación veloz y segura ante los continuos ensayos balísticos del país vecino, que en 2017 lanzó con éxito una veintena de misiles.
Sin embargo, hasta el momento, no se había realizado ningún simulacro en áreas con mucha densidad de población como Tokio, ya que requieren mayores preparativos, como importantes restricciones de tráfico.
Este simulacro generó un gran debate en Tokio, ya que para algunos voluntarios ha sido bastante útil, pero muy criticado por quienes opinan que este tipo de prácticas siembran el miedo entre la población.
lsm