Nogales.— Ariana Nayeli, originaria de Jalisco, estuvo tres días en un de Tucson, Arizona, antes de ser el domingo a México. Regresó impactada de lo que vio: “Hay un chingo de niños, bien feo”, expresó.

Hace una semana tenía ilusión de llegar a Estados Unidos antes que ; hoy se siente desilusionada, cansada y triste. Aún le resuena en la cabeza la voz del agente de migración que tras decir su nombre dijo: “te vas”.

La joven jalisciense, de 33 años, cruzó con sus dos hermanos y los tres fueron trasladados a un albergue.

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Narró a EL UNIVERSAL que el sitio donde estuvo, en Tucson, Arizona, está lleno de familias de diferentes nacionalidades y que pronto podrían ser deportadas.

Comentó que pudo darse cuenta de la situación que están pasando los migrantes: “Todos los que llegan y piden asilo, no le están dando asilo a nadie. Los tienen ahí un chingo de días. Ahí hay un chingo de niños, bien feo”, describió.

Según lo que le contaron, la mayoría cruzó la frontera y se dejó agarrar para solicitar asilo; además, dijo, había muchas familias que van con niños para que les den el asilo, pero es muy raro que se los den.

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Ariana Nayeli dice que sí habrá deportaciones una vez que Trump llegue. “De que lo va a hacer, lo va a hacer, están llenos los albergues”.

Una vivencia horrible

La mujer relató la pesadilla que vivió en el desierto de Sonora. Su travesía junto a su hermana, de 32 años, y su hermano, de 30 años, inició el lunes 13 de enero.

“El frío horrible, fue horrible, fue horrible y tengo asma, caminé de noche y de día todo lo que se podía”, relata Ariana Nayeli.

Contó que el jueves 16 de enero, el grupo de diez migrantes en el que iba fue asegurado por agentes de migración de Estados Unidos y trasladados al albergue de Tucson, donde los visitó personal de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) para verificar que estuvieran en buenas condiciones.

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Les aseguraron que los tres hermanos serían repatriados el martes, juntos en avión en un vuelo que los llevaría hasta la Ciudad de México.

Le tomó de sorpresa que ayer llegaron agentes de migración, la llamaron, la formaron con otras 19 personas y la subieron a un camión.

Pocos minutos antes de las 14:00 horas del domingo ya estaba en las oficinas de Instituto Nacional de Migración (INM), donde le extendieron una carta para que consiga un descuento en alguna línea de autobús que la lleve a Jalisco.

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Ariana Nayeli se preocupaba ayer por sus hermanos que se quedaron en el centro de detención; pensaba que los tres regresarían juntos.

Triste volverá a su pueblo; su novio había pagado 30 mil pesos para que la pudieran cruzar y luego pagaría otra cantidad cuando llegara a su destino en Estados Unidos. Lo que ya no sucedió.

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