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Bruselas.— Theresa May, la segunda mujer en ocupar el cargo de primera ministra en Reino Unido, abandonará su despacho en medio del caos y sin cumplir su promesa de sacar a su país de la Unión Europea (UE).
“Lo intenté tres veces, pero no fui capaz de lograr que el Parlamento aprobara el acuerdo de divorcio [de la UE]”, afirmó ante las cámaras de televisión frente a la puerta del número 10 de Downing Street, su residencia oficial en Londres. May dejará el cargo el 7 de junio, tras recibir al presidente de EU, Donald Trump, quien visitará Reino Unido del 3 al 5 de junio.
Nada le salió a la hija de un clérigo de la Iglesia de Inglaterra, desde el primer momento en que heredó de David Cameron el timón de mando británico, en 2016.
Quien fuera asesora del Banco de Inglaterra sacrificó su mayoría parlamentaria en los comicios de 2017. No tenía ninguna necesidad, pero pensó que las urnas legitimarían su mandato. El desacertado cálculo la dejó a merced de los unionistas norirlandeses y sin contar con la mayoría en la Cámara de los Comunes. Incumplió en materializar el divorcio entre Londres y Bruselas, pactado inicialmente para el 29 de marzo, y aplazado para el 31 de octubre. Las negociaciones del pacto de salida de la UE se extendieron más tiempo de lo previsto, hasta noviembre de 2018.
En tanto, el proceso legislativo para aprobar su plan de Brexit fue un rotundo fiasco; durante el proceso fue protagonista de algunos de los mayores desaires experimentados por un premier británico, desde una moción de confianza promovida por miembros de su mismo partido, hasta perder por completo el control del proceso ante un Parlamento que se mostró en todo momento indomable.
La posibilidad de una ruptura con la UE podría revivir un viejo fantasma en Belfast, el de la violencia, así como resucitar las aspiraciones independentistas de los escoceses.
Su gestión, además, dejó al Partido Conservador sumido en su mayor crisis; rompió la legendaria unidad de los tories al hacer de la perspectiva de abandonar la UE sin acuerdo un escenario realista. El desgaste entre May y los tories se vio reflejado en un castigo desmedido en las urnas, antes en los comicios locales de Inglaterra e Irlanda del Norte, y el jueves pasado durante las elecciones del Parlamento Europeo.
“La combinación de estos factores hicieron insostenible su permanencia en el poder, porque su autoridad prácticamente se había esfumado. La pregunta no era si abandonaría el cargo, sino cuándo”, dijo a EL UNIVERSAL Larissa Brunner, analista del think tank, especializado en temas comunitarios del European Policy Centre.
“May será recordada como una desastrosa primera ministra”, dijo Andrew Duff, experto en el debate sobre el futuro de la UE, de Spinelli Group.
Para tener un nuevo premier, las reglas establecen, según la BBC, que un candidato debe contar con el aval de al menos dos diputados. Si sólo uno da el paso, será proclamado líder, pero si la terna es amplia, los legisladores realizarán varias votaciones hasta que haya dos abanderados. Esos dos políticos serán sometidos al escrutinio de todos los miembros del partido, ya no sólo de los diputados.
El ganador, según agencias, será proclamado líder del Partido Conservador, pero no se convertirá en premier hasta que logre una mayoría en la Cámara de los Comunes.
La decisión de May fue anunciada tras reunirse con el presidente parlamentario, Graham Brady. La primera ministra dijo haber hecho todo lo posible para sacar a Londres del bloque: “Me es claro que es en el interés del país que un nuevo premier conduzca ese esfuerzo”.