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Jartum.— El ministro de Defensa sudanés, Awad bin Auf, dimitió de su cargo al frente de la junta militar constituida para dirigir al país tras el derrocamiento del presidente Omar al-Bashir, tan sólo 24 horas después de asumir ese encargo.
En un mensaje leído en la televisión estatal sudanesa, Bin Auf anunció que su decisión busca “preservar la unidad del ejército” y “evitar grietas”, y designó al general Abdelfatah al-Burhan como presidente del Consejo Militar Transitorio, que está previsto que gobierne por un periodo de dos años.
Bin Auf tomó posesión horas después de haber sido el encargado de anunciar a los sudaneses que las Fuerzas Armadas habían apartado a Al-Bashir de la presidencia en respuesta a casi cuatro meses de protestas. En su discurso de ayer, también informó que apartó de su cargo al vicepresidente de la junta, Kamal Abdel Maaruf, quien es el jefe del Estado mayor del ejército.
Los manifestantes y la oposición rechazaron desde el primer momento la creación de una junta militar y la propia figura de Bin Auf, quien se convirtió en el nuevo protagonista de los eslóganes revolucionarios en las calles de Jartum.
Tras su dimisión, estalló la alegría en la capital, las personas tocaban las bocinas de sus coches, ondeaban banderas de Sudán y rompían fotos de Bin Auf, asegurando: “¡Ya caíste Bin Auf, nueva revolución, Bin Auf!”. Un miembro de la Asociación de Profesionales Sudaneses, que agrupa a sindicatos opositores y que ha liderado el movimiento de protesta, Ali Salem, dijo que todos se alegran por la dimisión de Bin Auf porque su presencia al frente de la transición era “inaceptable”, habiendo sido el asistente de Al-Bashir y cometido crímenes en Darfur.
Los demás miembros del Consejo Militar todavía no se conocen y su nombramiento ha sido pospuesto hasta realizar consultas con las fuerzas políticas, según la agencia de noticias estatal SUNA.
El jefe del comité político de la junta, Omar Zein Alabidín, aseguró ayer que el Ejército no ha llevado a cabo un “golpe de Estado” y que “no tiene soluciones” a la actual crisis, sino que su única misión es mantener la seguridad del país. Alabidín también prometió que traspasarán el poder a un gobierno civil.
Además, afirmó que Al-Bashir no será extraditado mientras es pedido por la Corte Penal Internacional (CPI): “No entregaremos al presidente al extranjero durante nuestro periodo” en el poder. También confirmó que Al-Bashir se encuentra “actualmente en detención”.
Siguen marchas. En las calles, las manifestaciones seguían. La joven artista Hayat Ahmed Ozman, de 21 años, participó en las protestas desde el pasado sábado en los alrededores de la sede de la comandancia del ejército sudanés en Jartum y aseguró que hay más gente que nunca.
“El número de personas aumenta y la gente viene de otras regiones lejanas [del país]”, relató, a pesar del toque de queda entre las 22:00 y las 4:00 horas, que entró en vigor anoche y se prolongará durante un mes, por orden de los militares.
“A la gente no le importó, permanecieron en el lugar de la acampada, pero sí cerraron los caminos de acceso” por la noche, aunque por primera vez no se produjeron ataques de las fuerzas de seguridad durante la madrugada, tal y como venía sucediendo en los días anteriores.
Ozman explicó que en la sentada los manifestantes se sienten cómodos: “Hay agua, comida, bebida, farmacias, medicamentos y tiendas de campaña para dormir gracias a la ayuda proporcionada por los ciudadanos”. La joven y muchos otros decidieron permanecer en las calles para “erradicar por completo el gobierno [de Al-Bashir] y todos sus órganos y figuras”, en sus palabras, y para seguir presionando a la junta militar, que afirmó que está de parte del pueblo y no le traicionará, y sólo busca mantener la seguridad del país.
Según Ozman, los militares “subestiman la conciencia de los jóvenes”, y la promesa de traspasar el poder a una autoridad civil al cabo de la etapa de transición “forma parte de la traición” a los manifestantes.
El militar Alabidín indicó que “el gobierno será completamente civil”, pero pidió a las fuerzas políticas que se pongan de acuerdo sobre ese Ejecutivo y a los manifestantes que aporten soluciones e ideas para los problemas actuales.
Sin embargo, la Asociación de Profesionales Sudaneses, que aglutina a sindicatos opositores, afirmó en un comunicado que “no hay duda de que lo sucedido es un mero cambio de máscaras del mismo régimen contra el cual el pueblo se rebeló” y que desea “erradicarlo de raíz”. Añadió que resistirá el estado de emergencia, el toque de queda y todas las medidas excepcionales anunciadas ayer por el Ejército y “ante todas las formas de violencia”.