San José.— Con un limitado acceso a la tecnología médica internacional de última generación o de punta y con cada vez menos recursos financieros para sofocar sus acuciantes y generalizadas necesidades básicas, Cuba acumuló más de 30 años de profundo deterioro en el sector salud.

El proceso registró severas repercusiones en la enseñanza en un bastión de la propaganda y del internacionalismo del régimen comunista cubano desde que se fundó en 1999, a 40 años del triunfo revolucionario de 1959: la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).

Los problemas vinieron al derrumbarse el campo socialista de Europa del este: cayó el Muro de Berlín en 1989, finalizó la Guerra Fría (Moscú versus Washington o comunismo contra capitalismo) y en 1991 se disolvió la Unión Soviética, principal soporte de Cuba con subsidios, trueques y otros beneficios desde 1960. Tras ese proceso de 1989 a 1991, Cuba cayó a un sacrificio generalizado de millones de personas con un agudo desabasto ante la debacle básicamente de la URSS, su benefactor clave.

Como un elemento más de la derruida estructura socioeconómica cubana arrastrada por más de tres décadas, la escuela, que cumplió 24 años el pasado 15 de noviembre, resintió también las múltiples y crecientes carencias materiales sufridas por el resto de la sociedad.

Un informe suministrado por el gobierno cubano en julio de 2023 evidenció las restricciones que se recrudecieron para obtener tecnología, pieza esencial de la enseñanza en la escuela en el ámbito de la salud por la rapidez de los cambios tecnológicos. Cuba destacó que, por impacto del embargo que Estados Unidos implantó contra Cuba desde 1962 por causas políticas, quedó imposibilitaba de conseguir tecnologías médicas con más de 10% de componentes estadounidenses y se enfrentó a la necesidad de recurrir a rutas de transporte alternativas con elevado costo adicional.

El bloqueo de EU provocó pérdidas en el sector salud por 239 millones 803 mil 690 dólares del primero de marzo de 2022 al 28 de febrero de 2023, precisó el informe, que es el más reciente recuento oficial sobre las consecuencias financieras del acoso económico, financiero y comercial de Washington. “Los daños acumulados a los servicios en esta esfera [salud] durante más de seis décadas de aplicación del bloqueo ascienden a 3 mil 625 millones 840 mil 594 dólares”, subrayó.

Cuba acusó que los medicamentos, equipos, dispositivos médicos, reactivos y otros insumos utilizados en la atención de salud tienen que obtenerse en mercados geográficamente lejanos y en distintas ocasiones a través de intermediarios, con un notable incremento en los precios. El carácter extraterritorial del bloqueo obstaculiza comprar piezas de repuesto y el mantenimiento y reposición del equipo de servicio médico y las investigaciones, reconoció.

Al culpar de todas sus interminables penurias socioeconómicas al embargo de EU, el reporte aseguró que “a precios corrientes, los daños [en salud y otros rubros] acumulados durante más de seis décadas de aplicación de esta política ascienden a 159 mil 84.3 millones de dólares (...) Tomando en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 1 billón 337 mil 57 millones de dólares”.

Aunque se declaró capaz de producir más de 60% de su cuadro básico de medicamentos, Cuba reconoció que tampoco logró alcanzar y garantizar esos porcentajes por el efecto del bloqueo en su capacidad de pago.

En este complicado contexto de nación agobiada por sus limitaciones tercermundistas, y empeñado en instalar en México un sistema de salud de primer mundo, como el de Dinamarca, el presidente mexicano, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, confirmó que pagará a Cuba para que estudiantes mexicanos ingresen en 2024 a ELAM.

Cifras oficiales de Cuba a noviembre de 2023 mostraron que, en 24 años, ELAM graduó a 30 mil 878 jóvenes de 122 países, en su mayoría de América Latina y el Caribe, aunque también de África y Asia y, en menor número, de EU y Europa.

Entrevistado en diciembre pasado por Prensa Latina, agencia de noticias del régimen cubano, el palestino Bashar Riaja, residente de Cirugía, afirmó que “Medicina es una carrera sumamente humanitaria y muy importante, sobre todo en Cuba tiene una connotación diferente.

“A pesar de las escaseces, la nación ha demostrado a todo el mundo que sí se puede y ha desarrollado un alto nivel en la docencia médica, reconocida a nivel internacional”, añadió.

Una dificultad de los egresados de la EMLA al retornar a sus tierras de origen con los títulos de médicos emitidos por Cuba fue fracasar en los intentos de validarlos para ejercer con legalidad e ingresar a las instituciones reguladoras del gremio de galenos, porque tampoco calificaron en los procesos de admisión que evaluaron sus capacidades profesionales.

Otro problema de los graduados en Cuba surgió al toparse con instrumentos tecnológicos modernos o actualizados, puesto que se capacitaron en la isla con tecnología obsoleta o ya superada.

El incesante conflicto de Cuba se agudizó desde 2018, con perspectivas de que se agravará a partir de marzo de 2024 con más de 65 años de revolución por un plan con el que el gobierno encarecerá combustibles, electricidad y transporte y tendrá una secuela en la devaluación imparable del peso cubano frente al dólar y en la pérdida adquisitiva salarial.

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