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Damasco.- Aviones militares sirios y rusos reanudaron hoy sus bombardeos sobre zonas controladas por los rebeldes en la sureña provincia de Deraa, después del fracaso de las negociaciones sobre un acuerdo de alto el fuego en esa región.
Después de varios días de una relativa calma para impulsar las conversaciones de paz celebradas entre el gobierno ruso y los rebeldes sobre un acuerdo de alto al fuego, decenas de bombas cayeron este jueves en el oriente y occidente de Deraa, provocando la huida de miles de personas a la vecina Jordania.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) denunció que cientos de misiles y bombas de barril fueron lanzadas por aviones sirios y rusos desde la noche del miércoles y hasta esta mañana.
“Las negociaciones con el enemigo ruso en Busra al-Sham han fracasado, después de que insistieron en la entrega de armas pesadas… Esta ronda de negociaciones no produjo ningún resultado”, afirmó Ibrahim Jabbawi, portavoz de los rebeldes en el sur de Siria en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
El OSDH, una organización de activistas que informa a diario sobre el conflicto armado en esta nación, precisó que los ataques aéreos estaban en curso en la ciudad de Tafas, en el noroeste de la provincia de Deraa, y en otras cercanas a la frontera jordana.
“Los bombardeos aéreos y los ataques misiles de las fuerzas del régimen y los rusos se intensificaron en Deraa, tras las negociaciones fallidas entre los representantes de la provincia de Daraa y los rusos”, destacó el grupo opositor en un reporte publicado en su sitio Web.
El Observatorio, considerado la voz oficial de la oposición siria, afirmó que desde la medianoche de ayer miércoles hasta ahora se han monitoreado intensos ataques aéreos en las localidades de al-Taybah, Saida, Om al-Mayathen, al-Yadudeh, además de Daraa al-Balad, en Deraa.
"Los bombardeos no se han detenido ni un solo un momento", dijo Samer Homssi, un residente de Deraa, que logró huir hasta una zona boscosa a las afueras de la provincia, con su esposa y cuatro hijos.
De acuerdo con estimaciones de las Naciones Unidas (ONU), los combates y los ataques aéreos de las últimas semanas en el suroeste de Siria han expulsado de sus hogares a más de 250 mil personas hacia las fronteras con Jordania e Israel, cuyos gobiernos han afirmados que no abrirán sus fronteras a los refugiados.
El suroeste de Siria es una "zona de desescalada", acordada el año pasado por Rusia, Jordania y Estados Unidos para reducir la violencia y evitar el desplazamiento de miles de familias, como ocurrió en otras partes de Siria en conflicto, como en la región de Ghouta Oriental y la provincia de Alepo.