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Para la Asociación Nacional del Rifle (NRA), la principal organización proarmas de EU, una de las razones por las que no se deben regular las armas en el país es la cantidad de “criminales ilegales cruzando las fronteras cada día” y la plaga de opiáceos —especialmente fentanilo— que llegan desde México.
“Las leyes no detienen a los criminales ilegales de cruzar nuestras fronteras todos los días... no detienen al flagelo de la violencia de las pandillas y del crimen por drogas que azota Baltimore, Chicago y cualquier otra ciudad de EU. Las leyes no han detenido la plaga de los opioides y el fentanilo chino que llega de México, inunda las calles estadounidenses y mata a víctimas todos los días en este país”, dijo.
El líder de la NRA planteó un contexto actual parecido a la actualidad oscura que en su día presentó el actual presidente Donald Trump: un país en el que domina el crimen y el peligro, con políticos —especialmente demócratas— que quieren mancillar la libertad individual con leyes y regulaciones que ataquen la posibilidad de tener armas de todo calibre. “Quieren más leyes para controlar a la población. En la NRA somos estadounidenses que continuamos de duelo y cuidando y trabajando cada día para contribuir a soluciones reales para un problema real: la protección de nuestros niños”, sentenció el líder de la NRA.
La organización está en plena sintonía con Trump, quien calificó a la NRA de “grandes patriotas”, y siguiendo el manual tradicional del lobby armamentístico redobló su apuesta por dar armas y entrenamiento militar a hasta 40% de profesores de las escuelas del país para evitar un tiroteo como el de la semana pasada.
Sólo así, dijo, haciendo que las escuelas dejen de ser espacios libres de armas, se creará un elemento de “disuasión” que no convertirá los centros educativos en “imanes” para los “enfermos mentales” que quieran cometer masacres atroces. “Tenemos que reforzar las escuelas (…) que estén protegidas igual como quiero que mis bancos estén protegidos”, coincidieron el presidente y el líder de la NRA.
Incluso dejó entrever que destinaría fondos federales para pagar “bonos” a aquellos que tuvieran la responsabilidad de llevar una pistola escondida durante las clases.
Trump mantuvo sus sesiones de “escucha” para dar respuesta a las demandas de cambios en la reglamentación sobre armas, pero no se comprometió a nada. De hecho, la Casa Blanca ya advirtió que no está en su agenda emitir ningún decreto, pasando toda la presión al Congreso.
En cuanto a la investigación del tiroteo en el instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida, además del conocido fallo del FBI por seguir las pistas que alertaban de los problemas y amenaza que suponía el autor de la matanza, Nikolas Cruz, ayer se conocieron más detalles de la descoordinación y confusión que permitieron la masacre de 17 personas, incluyendo el que durante el tiroteo había un policía armado que pudo detener la masacre de haber enfrentado al agresor, pero decidió quedarse afuera del edificio.
El agente, al descubrirse su negligencia, presentó su dimisión tras ser suspendido de empleo y sueldo.