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Barcelona.— Las fuerzas separatistas catalanas intercambiaron críticas ayer, tras los enfrentamientos del sábado entre manifestantes independentistas y policías en Barcelona, que provocaron unos 30 heridos.
Una marcha de agentes llegados de toda España el sábado, al acercarse el aniversario del referéndum de autodeterminación ilegal del 1 de octubre de 2017, marcado por la violencia policial, indignó a los separatistas que organizaron una contramanifestación. Así fue como estallaron los enfrentamientos.
El CUP, partido separatista de extrema izquierda y apoyo de la contramanifestación, pidió la dimisión de Miquel Buch, responsable de Interior del gobierno regional, por haber “permitido una manifestación que hacía la apología de la violencia policial”.
Buch respondió ayer ante micrófonos de la radio Rac1, llamando a la CUP a que explique “si ahora avalan la violencia y si avalan la ruptura de cordones policiales”.
Entretanto, el jefe del Gobierno de Cataluña, Quim Torra, advirtió que será necesario “un acto de desobediencia civil” en la región, como el que tuvo lugar hace un año con el referéndum soberanista del 1 de octubre.