Más Información

Papa Francisco: Progresistas vs conservadores, la división en la Iglesia católica que definirá al nuevo pontífice

Papa Francisco falleció a causa de un derrame cerebral; defunción fue constatada por un electrocardiograma

Papa Francisco: Los favoritos para sucederlo al frente de la Iglesia católica; elección se realizará en un cónclave

Los 6 mexicanos que podrían reemplazar al papa Francisco; dos de ellos con posibilidad de ser electos

Peña Nieto reaparece con mensaje por la muerte del Papa Francisco; recuerda la visita del Sumo Pontífice a México

Esto dice el artículo sobre propaganda extranjera que busca retomar Sheinbaum; es respuesta a campaña antimigrante de EU
Luego de 36 crucifixiones, Ruben Enaje, de 64 años de edad, fue clavado en la cruz por última vez en una localidad de Filipinas, donde el Viernes Santo se vive de manera extrema con penitentes flagelándose hasta la sangre y otros crucificados voluntariamente.
Miles de filipinos y algunos turistas presenciaron el macabro espectáculo, que se produce cada fin de semana de Pascua y que la Iglesia católica desaprueba oficialmente en este país asiático, el único de mayoría católica.
La multitud más numerosa se reunió en la provincia de Pampanga, dos horas al norte de Manila, la capital, donde Enaje fue crucificado por 36ª vez bajo un sol abrasador.
Fue la última crucifixión afirmó a los periodistas minutos después de que le quitaran cuidadosamente los clavos que le atravesaban las palmas de las manos.
"No puedo hacerlo más. Tuvieron que apuntarme con ventiladores solo para que pudiera respirar normalmente", relató el hombre mejor conocido como el "Cristo de Pampanga".
Las temperaturas alcanzaron los 39º C. Momentos antes de ser subido a la cruz, Enaje causó un susto a la audiencia al tropezar en una pendiente, "empujado un poco más fuerte de lo habitual" por un hombre que interpretaba el papel de un soldado romano.

Arnold Maniago, remplazará al "Cristo de Pampanga"; lo han crucificado 24 veces
No es la primera vez que el sexagenario menciona la idea de retirarse, pero esta vez los responsables locales designaron a su sucesor: Arnold Maniago, otro veterano del Viernes Santo con 24 crucifixiones en su haber.
Mientras tanto, procesiones de hombres jóvenes con rostros enmascarados por pañuelos, la mayoría de ellos de entre 20 y 30 años, desfilaron hacia la cruz flagelándose la espalda y los hombros.
Pero los látigos, cubiertos de puntas hechas de fragmentos de bambú, rara vez bastan para hacer correr la sangre en las cantidades deseadas.
Un anciano muestra una herramienta de madera incrustada con vidrio afilado, utilizada para escarificar las espaldas de los penitentes.
En la cola del cortejo, muchos niños siguen las procesiones. Uno de ocho años azota la espalda de un hombre con el torso desnudo tendido en medio del camino.

Más que un acto de penitencia
Para Mark Palma la flagelación es más que un acto de penitencia. Con la espalda en carne viva, el joven de 30 años explica que participa en el ritual de flagelación desde los 15 años, para rezar por la salud de una hermana nacida con una malformación cardíaca.
Raymond Ducusin, de 31 años, detalla que comenzó a flagelarse en 2022 cuando sus padres tuvieron problemas de salud. Aunque su padre ya falleció, no tiene intención de detenerse.
Más de 10 mil personas acudieron a las sangrientas manifestaciones del Viernes Santo en Pampanga, según los funcionarios locales de San Fernando.
mcc