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Washington.— Marco Rubio, propuesto por el presidente electo Donald Trump como jefe de la diplomacia estadounidense, abogó ayer por trabajar “en cooperación con México” contra los cárteles que, según él, tienen el “control operativo sobre enormes extensiones de las regiones fronterizas”, aunque sin descartar la opción de recurrir a una “acción militar”.
En su audiencia de confirmación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador David H. McCormick le preguntó a Rubio sobre la posibilidad de designar como organizaciones terroristas a los cárteles y qué “herramientas de seguridad” implicaría la medida.
Rubio dijo que se trata de “una opción que está sobre la mesa”, aunque la calificó de “herramienta imperfecta”, dado que los cárteles son “empresas sofisticadas” que “operan con tráfico de personas, de drogas, de migrantes”.
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Apuntó que esos cárteles “tienen control operacional de enormes territorios en la frontera de México con Estados Unidos. Es un hecho desafortunado y uno que debemos revisar con nuestras contrapartes en México”. Señaló que preferiría “trabajar con México en este asunto en forma cooperativa”, aunque reconoció que la decisión final está en manos de Trump.
Rubio dijo: “Es una opción que el presidente tiene a su disposición (...) Mi preferencia desde la perspectiva del Departamento de Estado sería que los mexicanos cooperaran en este asunto, porque está impactando a su nación tanto como a la nuestra, estos grupos sofisticados, estas organizaciones criminales, no sólo amenazan a Estados Unidos, amenazan la política mexicana”, afirmó tras recordar que han asesinado a periodistas y políticos.
A ambos países les interesa trabajar “en cooperación para desmantelar estos grupos y no permitir que continúen el reinado del terror”. Estas organizaciones “están amenazando la soberanía y la seguridad del Estado mexicano”, declaró Rubio.
Mientras, Pam Bondi, la nominada a fiscal general de Estados Unidos, prometió en su audiencia de confirmación ante el Senado combatir el fentanilo y “asegurar” la frontera sur de Estados Unidos.
Bondi, exfiscal estatal de Florida que formó parte del equipo legal de Donald Trump durante su primer juicio de destitución ante el Senado, criticó lo que llamó política de “fronteras abiertas” del presidente saliente, Joe Biden. “Todos estamos familiarizados con las bandas violentas que están entrando en nuestro país libremente a través de la frontera abierta”, dijo Bondi.
Añadió que los cárteles y otros grupos criminales, entre los que mencionó al Tren de Aragua, se están extendiendo en EU.
Además, Bondi y el senador demócrata Alex Padilla, de California, chocaron repetidamente durante un acalorado intercambio sobre la legitimidad de las elecciones de 2020, que Trump perdió. “No voy a dejarme intimidar por usted, senador Padilla”, expresó Bondi.
El elegido de Trump para liderar la CIA, el excongresista y exdirector de Inteligencia Nacional John Ratcliffe, alertó que EU se enfrenta al ambiente de seguridad nacional “más desafiante” en su historia.
También el senador Ted Cruz le preguntó a Rubio sobre el acuerdo de reparto de agua con México y denunció que ese país lo está incumpliendo. Al preguntarle qué hará al respecto, Rubio dijo que los acuerdos bilaterales con México son “una prioridad” y deben ser tratados como tal. “Los acuerdos sólo funcionan si se cumplen”, señaló, por lo que insistió en que lo hará una prioridad.
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Rubio afirmó que Venezuela “está gobernada por una organización de narcotráfico”, durante la audiencia en el Senado donde calificó a China como el adversario “más peligroso” de Estados Unidos. Añadió que tiene “cero dudas” de que Cuba es un país promotor del terrorismo. Sobre Nicaragua, la acusó de contribuir “directamente a la crisis migratoria” y dijo que la presencia militar rusa en el país centroamericano “amenaza” la seguridad nacional de Estados Unidos.
Para evitar que China invada Taiwán, que Beijing considera parte de su territorio, Rubio estimó que EU debe demostrarle que pagaría un precio “demasiado alto”.
Rubio también pidió que Ucrania y Rusia hagan “concesiones” para poner fin a la guerra. Además, sugirió que la influencia de China sobre el Canal de Panamá supone una violación a los términos de la entrega de la vía interocéanica a los panameños.
