Nikolas Cruz, el autor confeso de la matanza en la secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland habló en un chat sobre matar mexicanos y decapitar afroestadounidenses, reveló ayer la cadena CNN. Además, el joven, de 19 años, dio varias muestras de tener problemas mentales y tras una inicial preocupación las autoridades locales señalaron que no requería ser hospitalizado.

Los judíos, afroamericanos e inmigrantes eran el objetivo de sus comentarios incendiarios en un chat privado en Instagram, en los que señalaba su deseo de matar a mexicanos o encadenar y cortar la cabeza a ciudadanos negros.

Cruz tildaba de traidoras a mujeres blancas que tenían relaciones con afroamericanos. Y en un comentario sobre homosexuales señalaba: “Dispárenles en la nunca”. Sin embargo, según CNN, no había nada que indicara que el joven o alguno de sus compañeros de chat constituyeran un grupo de extrema derecha.

De acuerdo con un reporte del Departamento de Niños y Familias (DCF) de Florida, esta oficina fue avisada de que en una publicación en Snapchat del 28 de agosto de 2016, Cruz se cortó ambos brazos con un cuchillo y dijo que iba a comprar un arma de fuego.

El hecho, originado tras la ruptura con su novia, mereció la atención de esa oficina que inició una investigación del joven, tras calificarlo como una “presunta víctima” de negligencia médica y de supervisión inadecuada de su madre adoptiva, Lynda Cruz, quien falleció el año pasado.

En un reporte posterior un investigador no identificado de DCF escribió que aunque hubieron “algunas implicaciones” sobre la salud de Cruz, concluyó que el joven recibía la atención adecuada de su madre y del hospital Henderson Mental Health y que “el nivel final de riesgo es bajo” y él era “lo suficientemente estable para no ser hospitalizado”. En el reporte de DCF consta que la madre adoptiva informó a los funcionarios que su hijo había sido diagnosticado con autismo y que sufría de déficit de atención.

Un vecino publicó un video en el que Cruz aparece con una pistola frente a la casa de su madre y lleva una gorra de béisbol con el lema de campaña de Donald Trump: “Make America Great Again” (hacer a Estados Unidos grande de nuevo).

En tanto, alumnos sobrevivientes del tiroteo reclamaron ayer a Trump sus vínculos con la Asociación Nacional del Rifle (NRA), en una sentida manifestación en Florida donde le gritaron: “Qué vergüenza”. “Si el presidente me dice que fue una terrible tragedia (...) y que no puede hacer nada, yo felizmente le voy a preguntar cuánto dinero recibió de la NRA”, dijo Emma González, una de las participantes en la protesta.

Trump acusó anoche a los demócratas de no haber querido aprobar una ley de armas más estricta de control de armas con Barack Obama. Agencias

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