Bogotá.— La relación de Colombia con Estados Unidos, históricamente basada en un sólido intercambio comercial y una estrecha cooperación militar y de seguridad, ha sido sacudida este año por desencuentros provocados por las posturas del presidente colombiano Gustavo Petro, que tuvo un punto de quiebre el viernes con la retirada de su visado por el Departamento estadounidense de Estado.
Petro dijo que la medida rompe las normas de inmunidad de las Naciones Unidas y acusó a ese gobierno de incumplir el derecho internacional. “Hay total inmunidad para los presidentes que asisten a la Asamblea [General de las Naciones Unidas]”, comentó Petro en X.
Según el mandatario, “que se me quite la visa por pedirle al ejército de EU y de Israel que no apoyen un genocidio, que es un crimen contra la humanidad toda, demuestra que el gobierno de EU ya no cumple con el derecho internacional”, acotó.
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"La sede de Naciones Unidas no puede continuar en Nueva York", concluyó Petro.
El mandatario colombiano también posteó que “ya no tengo visa para viajar a EU. No me importa. No necesito visa sino ESTA, por que no sólo soy ciudadano colombiano, sino ciudadano europeo”. Si bien Colombia no está dentro de los países que pueden acceder a la ESTA, el presidente Petro cuenta con doble nacionalidad (colombiana e italiana) por lo que, al estar registrado como ciudadano italiano, podría ingresar al país sin visa, reportó el medio local El Tiempo.
Los jefes de Estado y de gobierno, como los presidentes, suelen viajar a Estados Unidos bajo un estatus diplomático especial.
La Cancillería colombiana señaló en un comunicado que la sede de la ONU en Nueva York “es un escenario que otorga el derecho a los representantes de los países miembros” a contar con una visa oficial, en este caso de EU. “Como condición sine qua non conducente a participar en actos, eventos o conferencias enmarcados dentro del desarrollo de la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas”. “En consecuencia, negar o revocar una visa [como arma diplomática] atenta al [sic] espíritu de la Carta de 1945 de una participación in situ con promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión sin consideración de fronteras”, agregó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
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El gobierno de EU anunció el viernes la medida por las que calificó como “acciones imprudentes e incendiarias” de Petro durante una manifestación en Nueva York.
Mientras el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu daba su discurso en la plenaria en la Asamblea General de la ONU, el presidente colombiano participaba en una manifestación en su contra. “Hay que configurar un ejército más poderoso que los de Estados Unidos e Israel juntos”, dijo Petro con un megáfono ante los manifestantes.
“Con el último veto que realizó Estados Unidos en el Consejo de Seguridad [de la ONU], se acabó la diplomacia (...) se responde con armas”, agregó el presidente.
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El secretario jurídico de la Presidencia de Colombia, Augusto Ocampo, anunció este sábado su renuncia voluntaria a la visa estadounidense en solidaridad con Petro.
Desde enero
La crisis Colombia-EU comenzó en enero pasado tras la decisión de Petro de no permitir el ingreso de dos aviones con colombianos deportados de Estados Unidos mientras no recibieran un trato “digno” y se ha prolongado a lo largo del año.
Esta situación causa preocupación en Colombia porque Estados Unidos es su principal socio comercial y los dos países tienen vigente desde mayo de 2012 un Tratado de Libre Comercio (TLC). En 2024, el intercambio de bienes y servicios ascendió a 53 mil 300 millones de dólares, producto de exportaciones estadounidenses por 28 mil 300 millones de dólares e importaciones desde Colombia de 25 mil millones de dólares, para un superávit de 3 mil 300 millones de dólares a favor del país norteamericano, según datos de la Oficina del Representante Comercial de EU. La siguiente es una cronología de la actual crisis en la relación bilateral.
El 26 de enero, tras la decisión de Petro de no permitir el ingreso de dos aviones con deportados que ya estaban en pleno vuelo, el presidente estadounidense, Trump, que llevaba sólo seis días en el cargo, ordena la imposición de aranceles de 25 % a todos los productos colombianos.
Petro responde con un arancel igual para las importaciones de productos estadounidenses y Trump contraataca con restricciones de visado para el gobierno de Petro y su partido, el Pacto Histórico, así como con la suspensión de servicios consulares, incluida la emisión de visas en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá. La intervención de diplomáticos de ambos países contuvo la crisis, pero la relación bilateral antes fluida quedó maltrecha tras este incidente.
Narcotráfico y supuestas conspiraciones
El 27 de marzo, la secretaria de Seguridad Nacional de EU, Kristi Noem, visita Colombia y se reúne con Petro para tratar asuntos migratorios, de seguridad y lucha contra las drogas, encuentro que transcurre con normalidad pese a las diferencias entre los dos gobiernos.
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El 5 de abril, Noem afirma en una entrevista con Newsmax que durante la reunión con Petro en Bogotá, el presidente colombiano defendió a la banda criminal transnacional Tren de Aragua, considerada por Estados Unidos como una organización terrorista.
Según Noem, Petro afirmó que “se malinterpreta a los miembros del Tren de Aragua, que en realidad sólo eran personas que necesitaban más amor y comprensión” y señaló, según la secretaria, que algunos “miembros del cártel eran sus amigos”. La Cancillería colombiana rechaza las declaraciones de Noem “por incorrectas”.
El 6 de mayo, Petro acusa al representante a la Cámara estadounidense Mario Díaz-Balart, republicano de Florida, de dirigir reuniones como parte de una conspiración para sacarlo del cargo. El 3 de julio, el secretario de Estado de EU, Marco Rubio, llama a consultas de manera “urgente” al jefe de la misión diplomática de Washington en Colombia, John McNamara, tras las denuncias “infundadas” de Petro sobre el supuesto apoyo estadounidense a una trama para sacarlo del poder. Petro responde llamando a consultas a su embajador en Washington, Daniel García-Peña. Una semana después, los diplomáticos vuelven a sus puestos de trabajo.
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Ataques militares de EU en el Caribe
El 3 de septiembre, Petro, crítico del despliegue militar de Estados Unidos en aguas del Caribe cerca de Venezuela, aparentemente para frenar el narcotráfico, califica como “asesinato” el primer ataque contra una embarcación que supuestamente transportaba drogas y en el que murieron 11 supuestos miembros del Tren de Aragua.
El 15 de septiembre, el gobierno estadounidense retira a Colombia de la lista de países que cumplen sus obligaciones en la lucha contra el narcotráfico, comúnmente llamada certificación, pero decide mantenerle la asistencia, cercana a los 400 millones de dólares, al considerar que es “vital para los intereses nacionales de Estados Unidos”.
El 17 de septiembre, Petro tacha de “injusticia” e “insulto” la ‘descertificación’ de Estados Unidos “contra el país que más sangre ha regado para que la sociedad de Estados Unidos y de Europa no consuman tanta cocaína”.
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El 23 de septiembre, en un acalorado discurso ante la Asamblea General de la ONU, Petro asegura que la guerra contra las drogas es en realidad una estrategia de los poderosos que “necesitan violencia para dominar a Colombia y América Latina”.
Afirma además que es “mentira” que el Tren de Aragua sea una organización terrorista, como la catalogan Estados Unidos y otros países, y dice que “debe abrirse un proceso penal” contra los responsables de las muertes de presuntos narcotraficantes atacados por militares de Estados Unidos en aguas del Caribe, lo que “incluye al funcionario mayor que dio la orden, el presidente Trump”.