Miami, Florida.

- La tormenta “azul” que habían anticipado los servicios meteorológicos, no golpeó las costas de Florida, en donde los republicanos lograron conservar la gubernatura del tercer estado más poblado de la Unión Americana.

Contrario a lo anticipado en las encuestas, Ron DeSantis , un legislador educado en Harvard respaldado por el presidente Donald Trump, se impuso en la pelea por la gubernatura en un final de fotografía, aproximadamente por un punto porcentual.

Dejó en el camino a una de las estrellas más prometedoras de la bancada demócrata, Andrew Gillum , un joven político cercano a Barack Obama que aspiraba convertirse en el primer gobernador afroamericano del estado.

La buena salud de la economía y la popularidad del actual gobernador, Rick Scott, quien ha sabido distanciarse de Trump, habrían sido factores clave para evitar que los republicanos perdieran la gubernatura. El último demócrata a la cabeza del ejecutivo estatal fue Kenneth Hood MacKay , quien estuvo en funciones hasta enero de 1999.

También fue fundamental la movilización de la base de simpatizantes de Trump, quien la semana pasada visitó en dos ocasiones la entidad para impulsar la candidatura republicana. Igualmente tuvo efecto la demagogia que inyectó miedo en la candidatura de Gillum, acusándolo de ser una amenaza que transformaría a Florida en Venezuela.

Entrada la noche, el reformista Gillum aceptó la derrota, subrayando, “no me iré a ningún lado, continuaremos trabajando, seguiremos creyendo, al final seremos victoriosos”.

Por su parte, DeSantis utilizó su discurso para mostrar su lealtad al presidente, quien lo bautizó como el favorito durante las primarias republicanas.

“Espero con interés trabajar con usted presidente. Creo que habrá buena colaboración”, afirmó DeSantis, quien en su calidad de legislador criticó la investigación emprendida por el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes sobre la presunta interferencia rusa en las elecciones.

La victoria de DeSantis inyecta fuerza a la presidencia del magnate y alimenta sus aspiraciones de reelección en 2020.

Para Sean Foreman, politólogo de Barry University, en Florida una vez más las encuestas fallaron, como ocurrió con el referéndum del Brexit y las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.

“Se trata de un serio revés para los demócratas de Florida. Realmente pensaron que tenían la energía y el entusiasmo para convertir a Andrew Gillum en el primer gobernador demócrata de Florida en 20 años”, dice a EL UNIVERSAL el profesor de ciencia política.

“Esto nos dice que el bloque de votantes de Trump sigue siendo fuerte y que sus tácticas de campaña funcionan lo suficientemente para ganar en Florida”.

Foreman asegura que funcionó más el mensaje de miedo que el de la esperanza.

“Los demócratas recurrieron a un mensaje más positivo, de defensa de los trabajadores, las familias y el medio ambiente. Trump y la mayoría de los republicanos respondieron con una campaña de miedo basada en la inmigración y las preocupaciones internacionales”.

“Preocupa que los resultados de las elecciones conduzcan a una mayor división política en el estado y la nación”.

Igual de apretada fue la disputa por el escaño del senado, en una de las contiendas más caras de la nación. Bill Nelson no conservó el cargo que asumió en 2000 frente al gobernador republicano Rick Scott, quien se adjudicó la victoria ante sus seguidores en la ciudad de Naples.

Los demócratas tenían que conservar el escaño de Florida para aspirar a tomar el control del Senado, que no fue el caso en estas elecciones intermedias en las que había en disputa más puestos demócratas que republicanos.

Aunque no todas fueron malas noticias para los demócratas en Florida, lograron obtener valiosas victorias en poderosos bastiones republicanos y que fueron importantes para retomar el control de la Cámara de Representantes.

“A pesar de la aplastante derrota en la Cámara de Representantes y al margen de todos los futuros problemas que conlleva el liderazgo demócrata en la misma, el Presidente Donald Trump puede sentir alivio”, dice a EL UNIVERSAL Thomas Brezenski, profesor de ciencias políticas de la St Thomas University.

“Hizo una fuerte campaña tanto a favor de Scott como de DeSantis y parece que no ha perdido el toque para movilizar la base del partido, lo cual necesitará desesperadamente en 2020 ante la deserción de votantes mujeres y suburbanos del Partido Republicano en distritos de todo el país”.

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