Managua.— Una estudiante universitaria de 21 años, con casi dos meses de embarazo, intentaba escapar de Nicaragua con su novio, pero un policía en motocicleta les cerró el paso cuando subían a un taxi junto con otros estudiantes para irse a una casa de seguridad.

Los rodearon cinco camionetas policiales con hombres armados y enmascarados vestidos de civil. Agentes uniformados comenzaron a revisar las mochilas de los estudiantes. Uno de ellos sacó una bandera nicaragüense azul y blanca.

“¡Estos son los terroristas que mataron a nuestros compañeros policías!”, gritó el oficial, usando el término con el cual el presidente Daniel Ortega se refiere a quienes han protestado contra su gobierno desde el pasado 18 de abril.

La joven pareja y sus amigos se sumaron a los más de 2 mil arrestados en Nicaragua en casi cuatro meses de protestas y represión oficial. El Centro de Derechos Humanos de Nicaragua (Cenidh), una organización no gubernamental, estima que siguen detenidas en cárceles, prisiones y comisarías al menos 400 personas, a quienes algunos consideran presos políticos.

Algunos de los detenidos permanecen incomunicados por días o semanas, interrogados brutalmente para que revelen nombres y son amenazados con cargos de terrorismo antes de ser dejados en libertad sin explicaciones, en momentos en que el gobierno de Ortega trata de aplastar la resistencia.

El mandatario propuso ayer un recorte de 235.2 millones de dólares, 9.2%, al presupuesto general de la República, según trascendió en Managua. Asimismo, envió a la Asamblea Nacional una propuesta de “urgencia” para la reducción en 6.8% del gasto total del Estado en 2018, que equivale a 186.4 millones de dólares.

En medio de la crisis, ayer los manifestantes autoconvocados de Nicaragua llamaron para hoy, sábado, a una marcha, prevista en diferentes ciudades, para reclamar la libertad de los “reos políticos”; sin embargo, también el gobierno llamó a una “contramarcha”.

En este contexto, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, habló con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, para discutir su “preocupación mutua” sobre la crisis política en Nicaragua, dijo la Casa Blanca en un comunicado. En la conversación con Parolin, Pence destacó el liderazgo de la Iglesia para mediar entre las partes, así como los llamados del papa Francisco para un diálogo nacional.

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