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Jartum.— El primer ministro Abdalá Hamdok renunció ayer, en medio de un estancamiento político y protestas generalizadas en pro de la democracia tras un golpe de Estado que descarriló la frágil transición de Sudán a ese tipo de gobierno.
En un discurso en la televisión pública, Hamdok admitió que había fracasado en su intento de lograr un consenso y alertó que la “supervivencia” de Sudán está “amenazada”.
Según él, las diferentes fuerzas políticas en este país, que emergió en 2019 de una dictadura islamista-militar de 30 años, dirigida por Omar al Bashir, están demasiado “fragmentadas”. A ello se suma que los dirigentes civiles y militares tienen posturas irreconciliables para que un “consenso” ponga fin a “un baño de sangre” y torne realidad la consigna de la revuelta de 2019: “Libertad, paz y justicia”. Hamdok exhortó a que haya un diálogo para acordar una “constitución nacional” y para “elaborar un programa de trabajo” con el fin de completar la transición.
Horas antes de que el premier renunciara, fuerzas de seguridad sudanesas dispersaron violentamente a manifestantes que pugnaban por un gobierno democrático, las más recientes en denunciar la toma de poder y un acuerdo subsecuente que reinstaló en su puesto al primer ministro, pero marginó al movimiento prodemocracia. El opositor Comité de Médicos afirmó que murieron al menos tres manifestantes.
El país está sumido en el caos desde que el general Abdel Fattah al Burhan, responsable del ejército, encabezó un golpe de Estado el pasado 25 de octubre. Al-Burhan ordenó el arresto domiciliario de Hamdok y el de todos los que encarnaban esa transición hacia un régimen civil desde 2019.
El general Burhan prolongó su mandato por dos años y un mes después de disolver las instituciones volvió a colocar a Hamdok en el puesto de primer ministro, pero tras haber reemplazado a numerosos responsables de esta transición civil. Para muchos sudaneses, el que Hamdok aceptara el acuerdo lo convirtió en un traidor.
Desde el 25 de octubre, al menos 57 civiles han fallecido en la violenta represión de estas protestas y centenares han resultado heridos. Aunque no fue explícito sobre la razón de su renuncia, Hamdok tuvo palabras de aprecio para “los hombres y mujeres jóvenes de los comités de resistencia”, responsables de convocar a las jornadas de protesta contra el golpe de Estado y a favor de un gobierno civil.
“Lo han hecho bien, su firmeza fue inspiradora y dio forma a las características de un nuevo Sudán”, dijo. A los militares les señaló que “el pueblo es la máxima autoridad soberana y las fuerzas armadas son las fuerzas de este pueblo que cumplen sus órdenes”. La comunidad internacional ha condenado la violencia.