Bruselas.— El gobierno del euroescéptico primer ministro británico Boris Johnson obtuvo ayer lo que parecía improbable, un acuerdo con la Unión Europea (UE) para materializar el Brexit en la fecha prevista, el 31 de octubre.

El pacto deberá ser validado por la Cámara de los Comunes y por el Parlamento Europeo. El acuerdo fue resultado de intensas negociaciones y avalado por los jefes de Estado y de gobierno de la UE durante la apertura de la cumbre de dos días, en Bruselas.

“Es un acuerdo equilibrado, así como testimonio de nuestro compromiso a encontrar soluciones. Ofrece certidumbre en donde el Brexit genera incertidumbre”, declaró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

“El acuerdo es bueno tanto para la UE como para RU, así como justo y razonable”, dijo Johnson, al resaltar que garantizará la independencia de Londres para decidir sobre sus dineros, leyes y fronteras. El pacto conserva prácticamente intacto el acuerdo suscrito entre los Veintisiete y la exprimera ministra británica, Theresa May: Londres seguirá acatando las reglas de la UE al menos hasta 2020 como parte de un periodo transitorio que podría prolongarse más allá, pagará la factura de salida valuada en 33 mil millones de libras, y los derechos de los ciudadanos europeos y británicos residentes serán preservados.

Cambia el apartado más sensible, sobre la isla de Irlanda, al eliminar el backstop, el llamado mecanismo de emergencia para evitar una frontera física. El backstop es reemplazado por una fórmula que deja a Irlanda del Norte tanto en el mercado común europeo como dentro de la Unión Aduanera de Gran Bretaña: participará en el mercado interior de la UE, pero tampoco habrá aranceles entre Belfast y Reino Unido en tanto no se trate de productos destinados a cruzar la frontera.

Un comité conjunto decidirá cuáles son los bienes sensibles que podrían aprovecharse de este esquema. También cambia la declaración política: el núcleo de la futura asociación entre la UE y Reino Unido serpa un ambicioso acuerdo de libre comercio y no una asociación tan estrecha como sea posible, como decía la declaración suscrita por May.

El premier británico necesita conseguir el apoyo de 320 parlamentarios. Los Conservadores forman un bloque de 287 miembros, por lo que necesitan el apoyo de los unionistas norirlandeses (DPU) y de otros.

El Partido Democrático Unionista sepultó el acuerdo desde su nacimiento: “Estas propuestas no son en beneficio del bienestar económico de Irlanda del Norte y socavan la integridad de la Unión. Johnson negoció un acuerdo peor al de Theresa May. No unirá al país, debe ser rechazado”, dijo el líder laborista Jeremy Corbyn. Está previsto que el Parlamento se pronuncie mañana.

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