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La televisora privada más popular de Afganistán ha reemplazado voluntariamente sus telenovelas turcas de tono subido y los programas musicales por un contenido más adecuado a lo que el nuevo régimen talibán considere adecuado. Éste ha emitido directivas vagas, según las cuales los medios no deben contravenir las leyes islámicas ni ser contrarias al interés nacional.
Con todo, las emisoras noticiosas independientes mantienen en el aire a las presentadoras de noticias y buscan conocer los límites de la libertad de prensa. Desde que llegaron al poder en agosto, los milicianos que antes han matado a periodistas están prometiendo ahora un régimen abierto e incluyente.
El mundo busca con ahínco las pistas que indiquen cómo gobernará el Talibán, entre las cuales su tratamiento de la prensa será un indicio clave, como lo serán sus normas para las mujeres.
Durante su régimen de 1996-2001, impuso una interpretación intransigente del islam que prohibía la asistencia de las niñas a la escuela, excluía a las mujeres de la vida pública y reprimía el disenso de manera brutal.
Desde entonces, han proliferado los medios de prensa y las mujeres han conseguido derechos dentro de las restricciones de una sociedad profundamente conservadora.
En una primera señal de que el Talibán intenta mitigar su fama de extremistas, uno de sus funcionarios entró inesperadamente a los estudios de la emisora privada Tolo News apenas dos días después de la toma de Kabul, a mediados de agosto y se sentó a una entrevista con la presentadora Behishta Arghand.
La presentadora de 22 años dijo a The Associated Press que se sintió nerviosa al verlo entrar al estudio, pero su conducta y sus respuestas a las preguntas la tranquilizaron.
“Me dije que ésta es una buena oportunidad para mostrarle al mundo que las mujeres afganas no quieren retroceder. Quieren... avanzar”, dijo.
Arghand huyó del país después de la entrevista porque no estaba dispuesta a correr riesgos ante las promesas del Talibán. Ahora se encuentra en Qatar, en un complejo para refugiados afganos.
Es uno de cientos de periodistas —muchos de ellos considerados los mejores en el oficio— que partieron después de la victoria del Talibán, parte de un éxodo de más de 100 mil afganos.
Pero su entrevista con el funcionario Talibán significó un cambio notable con respecto al primer régimen de los milicianos, cuando las mujeres debían andar cubiertas de la cabeza a los pies y se las lapidaba en público por adulterio y otros supuestos delitos.
Esta vez el Talibán difundió videos de niñas camino de la escuela en las provincias. Han convocado a conferencias de prensa después de la toma de Kabul en las que han respondido a las preguntas de la prensa local e internacional.
Saad Mohseni, director general y presidente del Moby Gropu, dueño de Tolo News, opinó que el Talibán tolera a la prensa porque comprende que debe ganar popularidad, convencer al establishment político que cumpla un papel y consolidarse en el poder.
“La prensa es importante para ello, pero lo que harán a la prensa en un mes o dos meses resta por verse”, dijo desde Dubái, donde el Moby Group tiene una oficina.
Aunque Estados Unidos y sus aliados no supieron crear una democracia estable en Afganistán, sí lograron crear una prensa floreciente, dijo Steven Butler, coordinador para Asia del Comité para Proteger a los Periodistas. El gobierno estadounidense invirtió sumas enormes en el proyecto como base de la democracia, sostuvo Butler en el sitio web de la organización.
Los subsidios estadounidenses ayudaron a lanzar a Tolo como emisora de radio en 2003 que se extendió rápidamente a la TV. La emisora privada en idiomas pashto y dari emplea a 500 personas y tiene la mayor audiencia en Afganistán.
Conocida por sus programas noticiosos y de espectáculos, Tolo decidió por su cuenta eliminar del aire los shows musicales y las telenovelas porque “no nos pareció que serían aceptables para el nuevo régimen”, dijo Mohseni. En lugar de dramas románticos, ahora emite series turcas ambientadas en la era otomana, con actrices vestidas de manera más recatada.
La emisora estatal RTA ha retirado sus presentadoras del aire hasta nuevo aviso. La independiente Zan TV, dirigida por mujeres, ha dejado de emitir programas nuevos.
En cambio, el canal noticioso privado Ariana ha mantenido a sus presentadoras en el aire. Tolo tuvo una presentadora en su programa matutino el jueves y tiene una presentadora de noticias y varias reporteras.
Desde que el Talibán tomó el poder, ha habido denuncias de periodistas golpeados y amenazados. En un caso conocido, la emisora alemana Deutsche Welle dijo que milicianos que iban puerta por puerta en busca de uno de sus periodistas mató a tiros a un familiar e hirió gravemente a otro.
“Debemos asegurarnos de que el periodismo afgano siga vivo porque la gente lo necesitará”, dijo Bilal Sarwary, un periodista veterano cuyo trabajo ha sido reproducido por la BBC y otros medios.
El Talibán permite por ahora que entren periodistas desde Pakistán y permite a los medios seguir funcionando en Kabul, aunque bajo ciertas normas ominosas. Han declarado que los informes noticiosos no deben contravenir los valores islámicos ni perjudicar el interés nacional. Esto podría obligar a la prensa local a practicar la autocensura.
Según Mohseni, hay que “esperar para ver. Veamos qué tan restrictivos serán. No cabe duda de que serán restrictivos. La pregunta es, qué tan restrictivos”.
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ed