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Al menos 22 civiles fueron secuestrados
este martes en la localidad de Kisharo , en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), por supuestos miembros de las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), confirmaron este miércoles a Efe fuentes del Ejército congoleño.
"Efectivamente, se trata de un caso de secuestro", declaró a Efe por teléfono el portavoz de la trigésimo tercera región militar de las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC), comandante Ndjike Kaiko, al subrayar que tratan de liberar a "esas 22 personas".
Según este oficial del Ejército, la mayoría de estos civiles fueron secuestrados mientras trabajaban en el campo, mientras que el resto cayeron en manos de los rebeldes ruandeses en la citada localidad, en la provincia de Kivu del Norte.
"El número (de secuestrados) es demasiado alto y nada va a quedar así. La investigación continúa y el Ejército se despliega en todas las direcciones para encontrar a estas víctimas", aseguró Kaiko.
Además, el portavoz indicó que los mismos atacantes atacaron ayer posiciones del Ejército en el pueblo cercano de Lusowa, en un suceso que se saldó con la muerte de un militar y dos atacantes.
Las FDLR están integradas por hutus que huyeron de la persecución del Gobierno ruandés en represalia por el genocidio de 1994 contra los tutsis y que fueron acogidos en el país entonces llamado Zaire (hoy RDC), gobernado por el dictador Mobutu Sésé Seko.
Ese grupo está compuesto por miembros del antiguo Ejército ruandés y de la milicia hutu ruandesa Interahamwe, y siembra el terror entre la población civil de la zona oriental congoleña, rica en minerales y recursos naturales.
Las FDLR siempre han exigido un cambio de régimen en su país de origen, dirigido por el presidente ruandés, el tutsi Paul Kagame, antes de considerar cualquier retorno.
Sin embargo, la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilidad en la RDC (Monusco) ha organizado retornos voluntarios de algunos rebeldes de las FDLR a Ruanda.
A finales del pasado año, unos 1.500 excombatientes de las FDLR regresaron a Ruanda tras un acuerdo entre gobernantes de la región para acabar con las actividades de grupos rebeldes, sobre todo en el noreste de la RDC.