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Londres.— Sola. Así estuvo la reina Isabel II, mientras la realeza se despedía de su esposo, el príncipe Felipe.
La reina se sentó separada de los miembros de la familia en la ceremonia, de acuerdo con las estrictas reglas de distanciamiento social durante la pandemia de coronavirus, pero si el servicio hubiera sido para otra persona, a su lado habría estado su esposo durante 73 años, quien dio toda una vida al servicio de la corona, a quien llamaba su “fuerza” y “apoyo”.
Se respetaron las normas estrictas del distanciamiento social. El príncipe Carlos, heredero del trono, se sentó frente a la monarca junto con su esposa Camila. El príncipe Andrés estaba a la izquierda de la reina. El príncipe Guillermo y su esposa Kate estaban del lado opuesto de su hermano, el príncipe Enrique, que viajó desde California sin su esposa Meghan, que está embarazada. La nación honró a Felipe con un minuto de silencio observado en todo el Reino Unido a las 15:00 horas locales, su comienzo y final fue marcado por un arma disparada por la artillería a caballo real de la Tropa del Rey.
El disparo final marcó el comienzo de un servicio fúnebre caracterizado por la tradición militar y real, pero impregnado de la personalidad del duque de Edimburgo. Felipe estuvo profundamente involucrado en la planificación de la ceremonia. Su féretro llegó a la capilla en un Land Rover adaptado, de acuerdo con un diseño de Felipe. Estaba cubierto por su estandarte, su gorra de la Marina Real, su espada y una guirnalda de flores. En la procesión, jefes militares precedieron al vehículo. Los hijos de Felipe —Carlos, Ana, Andrés y Eduardo— caminaron detrás del coche fúnebre mientras la monarca de 94 años fue a la capilla en un automóvil Bentley. Los nietos Guillermo y Enrique también caminaron detrás del féretro, aunque no juntos. Horas después se vio a los dos hermanos caminando juntos y conversando al salir los asistentes al funeral de la capilla.
Al final de la ceremonia, los restos del príncipe Felipe fueron sepultados en la bóveda real de la capilla de San Jorge, pero llegado el momento de la muerte de la reina Isabel II, será tras- ladado a la capilla conmemorativa del rey Jorge VI de la iglesia principal.