Más Información
Sheinbaum es una "consumidora voraz" de información: José Merino; el tablero de seguridad, herramienta clave, destaca
Oposición tunde diseño de boletas de elección judicial; “la lista definitiva la harán Monreal y Adán Augusto”, dice Döring
Rosa Icela Rodríguez se reúne con próximo titular del INM; “arrancaremos el 2025 con mucho trabajo”, asegura
Se registra ataque de drones con explosivos, ahora en Chihuahua; elementos municipales y federales resultan ilesos
Chiapas aprueba el matrimonio igualitario; colectivos y activistas de la comunidad LGBT+ celebran avance histórico
Washington.- La victoria presidencial de Donald Trump será certificada en el Congreso en enero próximo por la candidata a la que venció, la vicepresidenta Kamala Harris.
Según la Constitución estadounidense, la vicepresidenta es la jefa del Senado, que tiene la función de declarar el resultado de una elección presidencial. Esto ocurre el 6 de enero.
En circunstancias normales, el procedimiento de recuento de votos realizado por la vicepresidenta es una mera formalidad y es el paso final del complicado proceso técnico de elegir un nuevo gobierno.
Por ejemplo, en 2000, después de la agotadora batalla de recuento de 36 días en Florida, el 13 de diciembre, el demócrata Al Gore le otorgó la Presidencia al republicano George W. Bush.
Gore, también vicepresidente, certificó la victoria de Bush.
“El número total de electores designados para votar por el presidente de Estados Unidos es 538”, dijo Gore desde el estrado, procediendo a admitir su propia derrota ante el Congreso. “George W. Bush, del estado de Texas, ha recibido 271 votos para presidente de Estados Unidos. Al Gore, del estado de Tennessee, ha recibido 266 votos”.
Pero esto estuvo a punto de no suceder hace cuatro años.
Trump se negó a aceptar su derrota y provocó una violenta insurrección en el Capitolio, cuando el entonces vicepresidente, Mike Pence, debía certificar la victoria del demócrata Joe Biden. Los partidarios de Trump corearon “Ahorquen a Mike Pence” mientras saqueaban las oficinas del Capitolio.
Trump quería que Pence “hiciera lo correcto” y lo declarara ganador. El magnate y sus aliados dedicaron varios días a tratar, sin éxito, de convencer a Pence de que el vicepresidente tenía el poder de rechazar a los electores de los estados en disputa que votaron por Biden, aunque la Constitución deja claro que el papel del vicepresidente en la sesión conjunta es en gran medida protocolaria, como el de un maestro de ceremonias.
Pence reconoció esa realidad en una extensa declaración ante el Congreso. Expuso su conclusión de que un vicepresidente no puede reclamar una “autoridad unilateral” para rechazar los votos electorales de los estados. Él presidió la sesión conjunta del Congreso, el 7 de enero de 2021, para certificar a Biden, en enero del próximo año tocará a Kamala Harris certificar a Trump.
mcc