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Esta semana, el parlamento neozelandés se vio obligado a suspender su sesión para votar un proyecto de ley con el que se busca reinterpretar los principios de un tratado que regula las relaciones con la comunidad maoríe, debido a una peculiar interrupción por parte de legisladores que están en contra de la iniciativa.
Y es que los políticos del partido Maorí comenzaron a realizar el “haka”, una danza popular de la comunidad maorí, que se distingue por la inclusión de gritos, agitación de manos y golpes en el pecho, como forma de protesta.
Por otro lado, miles de personas se manifiestaron con banderas y atuendos tradicionales contra la propuesta que, afirman, afectaría los derechos de esta tribu.
El proyecto de ley busca reducir los derechos maoríes establecidos desde 1840, sin embargo, la sesión legislativa fue interrumpida por un poderoso haka, en protesta por la defensa de los derechos y orgullo de los pueblos indígenas.
El proyecto de Ley que propone David Seymur, integrante del Partido ultraliberal ACT, ha causado revuelo en la población neozelandesa debido a las iniciativas que se plantean contra la comunidad maoríe.
La propuesta plantea redefinir el “Tratado de Waitangi”, firmado en 1840 entre el pueblo maorí y la Corona británica, en el cual las tribus obtendrían mayores derechos sobre la tierra a cambio de ceder a los británicos el poder para gobernar.
¿Por qué protestaron con un haka en parlamento de Nueva Zelanda?
A pesar de que han pasado casi dos siglos de la firma de este acuerdo, aún siguen vigentes las clausulas en la actualidad entre los indígenas y el gobierno de Nueva Zelanda, por lo que la implementación de la iniciativa supondría una disminución en los derechos de los indígenas.
El objetivo de este proyecto es disminuir la brecha entre los indígenas y los ciudadanos neozelandeses, que de acuerdo con Seymur sufren un trato “discriminatorio” al no ser parte de esta comunidad y que ha favorecido a este sector de la población.
El tratado de Waitangi regula las relaciones del gobierno con esta comunidad, que conforma el 20% de la población de Nueva Zelanda.
A pesar de que el acuerdo sigue siendo valido, esta tribu aún experimenta discriminación institucional, así como situaciones de pobreza, enfermedades, abusos, entre otros problemas.
sg/mcc