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Bogotá.— El documento de más de 300 páginas tocó varios puntos. Además de establecer que los rebeldes debían entregar sus armas y reincorporarse a la sociedad, estableció el reconocimiento a las víctimas, la creación de una comisión de verdad, y un apartado sobre mecanismos de refrendación del proceso.
Asimismo, dispuso una política de desarrollo agrario con beneficios para los campesinos, la participación política de los antiguos rebeldes, que permitió legalizar un partido político de la guerrilla y les otorgó 10 bancas en el Congreso y solución al problema de drogas ilícitas, priorizando la erradicación manual de los cultivos.
¿Por qué los guerrilleros desconfiaron? Los rebeldes reiteraron su temor de ser perseguidos y asesinados al entregar las armas.
¿Qué salió mal? Durante los últimos meses fueron públicas las tensiones entre el gobierno de Iván Duque y varios exlíderes de las FARC.
De acuerdo con expertos, luego del triunfo de Duque los exguerrilleros comenzaron a sentir la hostilidad del nuevo gobierno. Tanto el mandatario como el expresidente Álvaro Uribe calificaron a Jesús Santrich y a Iván Márquez en repetidas ocasiones como “delincuentes”.