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Madrid. La princesa Leonor de España jura mañana la Constitución ante las Cortes Generales (el Parlamento español), tal como lo hizo hace 37 años su padre, el actual rey Felipe VI, en un acto extremadamente cuidado para pasar a la historia y que se celebra el día en que alcanza la mayoría de edad. A partir de este juramento, Leonor queda habilitada para suceder al rey en el trono.
La jura representa el acatamiento ante la sede de la soberanía nacional que dota de continuidad a la monarquía parlamentaria. Al mismo tiempo, significa poner más tierra de por medio con el convulso fin de reinado de Juan Carlos, sumido en escándalos de corrupción e infidelidades, y quien no se prevé asista a la ceremonia, pero sí en la celebración privada posterior en el palacio de El Pardo, en las afueras de Madrid.
El juramento, al que acudirán el jefe del Ejecutivo español en funciones, Pedro Sánchez, los presidentes regionales y los del Congreso y Senado, además de otras personalidades civiles y castrenses, tendrá lugar a partir de las 11:00 horas locales en Madrid, cuando la familia real llegue al Congreso de los Diputados escoltada por la Guardia Real.
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Leonor jurará frente a una España muy distinta a la que encontró su padre al cumplir los 18 años en 1986, "con el principal reto, tanto suyo como de Felipe VI y Letizia, de actualizar a una monarquía muy maltrecha desde el punto de vista de la opinión pública tras los escándalos de pseudocorrupción que heredaron de Juan Carlos I", según cuenta a EFE la analista Verónica Fumanal.
Se trata del segundo gran acto protagonizado por la princesa en las últimas semanas tras su jura de bandera en la Academia militar de Zaragoza (este), donde recibe formación castrense desde el pasado 17 de agosto y que, a juicio de Fumanal, también está otorgando una imagen de "modernidad" a la Corona española, porque "acompaña al sentido de los tiempos con un referente femenino en ámbitos muy masculinizados".
"La imagen de un príncipe en el ejército hubiera tenido connotaciones distintas por todo lo relacionado con la beligerancia, el conflicto... En cambio Leonor se convierte en un referente femenino en un ámbito masculinizado, ejerciendo las mismas tareas que los hombres, en un mensaje de igualdad clarísimo", opina.
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Un acto milimetrado
El acto del juramento de la princesa, quien "está despertando una curiosidad tremenda" en los españoles, se iniciará con la rendición de honores al rey por parte de las cuatro compañías de los ejércitos de Tierra, Armada, Aire y Guardia Civil.
Los encargados de recibir a la familia real serán Sánchez y el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Teodoro Esteban López.
Después, desde el podio, Felipe VI, acompañado por la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, recibirá honores militares y pasará revista al Batallón de Honores.
Un "baldaquino" o dosel formado por un gran tapiz de la Real Fábrica de Tapices decorará la entrada del Congreso de los Diputados, donde su presidenta, Francina Armengol, y el presidente del Senado, Pedro Rollán, recibirán a la familia real y al presidente del Gobierno en funciones al pie de la escalinata.
En el vestíbulo saludarán a los presidentes del Tribunal Constitucional, Cándido Conde Pumpido, y del Consejo General del Poder Judicial, Vicente Guilarte, y en uno de los salones a los miembros de las Mesas de ambas cámaras. Una vez concluido, las autoridades accederán al estrado del hemiciclo acompañando a la familia real a la Presidencia del Salón de Sesiones.
Tras la interpretación del himno nacional y el discurso de la presidenta del Congreso, Armengol pedirá a los diputados y senadores que se pongan en pie y solicitará a la heredera española que preste juramento en un acto que, según cree Fumanal, "será muy seguido" por la ciudadanía y contará "con un gran despliegue de medios de comunicación".
Unos medios, dice, "a favor" de la monarquía: "no todas las instituciones cuentan con ese apoyo del 90% de la prensa de un país, no creo que la monarquía sea un pegamento social pero sí que hay un valor de representatividad e institucionalidad de posiblemente una de las pocas instituciones a las que no llega la polarización, aunque (algunos partidos) intenten polarizarla".
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Ausencias
El juramento tendrá lugar en un momento de gran protagonismo de las negociaciones para la investidura de Sánchez como presidente del Gobierno, para lo que necesita los votos de los partidos independentistas catalanes que exigen amnistiar a los políticos condenados por el intento secesionista de 2017, y está previsto que algunas personalidades no acudan al mismo.
Así, no asistirán ni el presidente de Cataluña, Pere Aragonés, del partido independentista Esquerra Republicana, ni los líderes de varios partidos regionalistas e independentistas de otras regiones españolas, como Galicia o País Vasco.
Asimismo, algunas formaciones dieron libertad para que sus diputados participen o no del acto, como la plataforma de izquierdas Sumar, de la vicepresidenta segunda en funciones y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, mientras que Podemos, que forma parte de esta plataforma, anunció hoy que ninguno de sus miembros estarán.
"Es cierto que para una parte de la población puede tener valor y para otra no", apunta la analista, quien no se atreve a vaticinar si Leonor llegará a reinar porque, recuerda que, si "hace diez años nos hubieran dicho que Juan Carlos I iba a dejar de ser una figura de valor para el país, no nos lo hubiéramos creído".
El sábado, una convención de republicanos celebrada en Madrid - el II Encuentro estatal por la República - concluyó con un manifiesto rechazando la jura de Leonor como "un acto de afirmación de una institución, la monarquía española, históricamente corrupta y cada vez más alejada de la ciudadanía".
Juan Carlos, legado de claroscuros
El reinado de Felipe VI ha buscado alejarse lo más posible de los escándalos de su padre, y ha dado estabilidad a la monarquía. Se espera que Leonor continúe ese camino.
Si bien Juan Carlos fue en su momento muy valorado por pilotar la transición de la dictadura a la democracia a partir de 1975, las sombras sobre su fortuna, sus aventuras extramatrimoniales y sus lujos en plena crisis le llevaron a abdicar en 2014 e instalarse en Abu Dabi en 2020, tras lo cual ha regresado a España unas pocas veces.
A sus 85 años, Juan Carlos ha visto como se archivaban las causas judiciales sobre su fortuna, pero no por su inocencia, sino por la prescripción de los delitos y por la inmunidad que lo protegía.
En octubre se cerró a su favor su última causa pendiente, cuando un tribunal de Londres se declaró "incompetente" para dilucidar si acosó a su antigua amante Corinna zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, que le reclamaba 126 millones de libras (165 millones de dólares).
Aire fresco
A diferencia de su abuelo, Leonor no suscita muestras de antipatía, más bien al contrario, en un país donde el debate sobre la monarquía es perenne.
Cuanto menos, ofrece "un alejamiento temporal" de los años de Juan Carlos y "una contraimagen, que es la de su nieta, que no tiene ninguna mochila, ni historia, y la que tiene es una historia normal, de familia, de estudios" estimó Zarzalejos.
Leonor habla francés, inglés, castellano y catalán, y está aprendiendo algo de gallego y vasco.
Estudió primaria en una escuela privada de Madrid, el Colegio Santa María de los Rosales, y bachillerato en régimen de internado en el UWC Atlantic College de Gales, en el Reino Unido, que presume de formar "changemakers" (personas transformadoras).
Acaba de iniciar su formación militar en la academia del Ejército de Tierra y la continuará en las de la Fuerza Aérea y la Marina, como hizo Felipe VI.
Si su padre sirve de modelo, cursará su carrera universitaria en un centro público en España, y luego se trasladará a alguna universidad extranjera de prestigio para realizar un máster en relaciones internacionales. En el caso de Felipe VI, fue la Universidad de Georgetown en Washington.