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Como otras ciudades de Estados Unidos, Nueva York se plantea la pregunta de si aún es posible honrar la memoria de Cristóbal Colón , al ser centro este lunes del tradicional desfile a la memoria del " descubridor de América", último ejemplo de un muy sensible debate sobre la historia y el racismo en el país.
No obstante, decenas de ciudades estadounidenses han ya remplazado la celebración del " Columbus Day " -que desde 1937 es feriado federal- por una jornada de homenaje a los " pueblos indígenas ".
Por ejemplo, el cabildo de Austin, la capital de Texas , votó a favor de reemplazar el “Día de Colón”, que se celebra cada año en el segundo lunes de octubre, a fin de designarlo como el “ Día de los Pueblos Indígenas” , para honrar a los nativos americanos en vez de exaltar la figura de Cristóbal Colón.
Austin sigue así el ejemplo de otras ciudades de E stados Unidos como Berkeley, Seattle, Denver, Albuquerque, Phoenix y, recientemente, Los Ángeles, para dedicar el segundo lunes de octubre a honrar a los pueblos indígenas de América.
Los regidores de la ciudad de Austin aprobaron la noche del jueves una resolución cuyo texto establece que se buscaba "crear un camino de sanidad y reconciliación", al destacar que el 12 de octubre de 1492 marcó el "inicio de la colonización de los pueblos indígenas, que cambió para siempre su identidad, culturas y logros".
La resolución proclama que la ciudad de Austin tiene la responsabilidad de "oponerse al racismo sistemático" dirigido a los pueblos indígenas en Estados Unidos y promover el "cierre de la brecha de equidad" a través de políticas y prácticas que "reflejen las experiencias" de los pueblos indígenas.
“Honrar el papel de Colón como figura histórica promueve valores de intolerancia y violencia que son todavía comunes en el mundo de hoy y se oponen a los valores de los ciudadanos de Austin", precisa la resolución.
Otro caso es el de Berkeley , un bastión izquierdista en el estado de California, fue la primera que tomó ese camino. Otras 50 ciudades la siguieron, entre ellas Los Ángeles, la segunda del país, que en agosto decidió en una votación sustituir a Colón por los indígenas.
Incluso en Nueva York las estatuas de Cristóbal Colón están en entredicho.
La más conocida es una erigida para el 400 aniversario del "descubrimiento", en 1892, en la cima de una columna de 23 metros de alto con vista a la célebre plaza de " Columbus Circle ", al pie del Central Park.
Otra estatua, más pequeña, ubicada al interior del parque, fue objeto de vandalismo el mes pasado, cuando una de sus manos fue pintada de rojo, para denunciar que el explorador tendría las manos cubiertas de sangre. En el zócalo alguien inscribió la consigna: "el odio no será tolerado".
El lunes, repitiendo una escena que ya ha tenido lugar varias veces en los últimos tiempos, un puñado de manifestantes se plantó ante la estatua de Columbus Circle , que ahora tiene guardia policial cotidiana, para clamar contra Colón y denunciar nuevamente el "genocidio", la "esclavitud" y las "violaciones".
La víspera, una conmemoración al pie de la estatua había sido alterada por un puñado de manifestantes que denunciaban la "supremacía blanca".
"Vinimos por el fin de semana y trajimos a nuestros hijos: queríamos que vieran el desfile y las estatuas antes de que dejen de existir", dijo Ruth Edelstein-Friedman, que llegó desde Miami pese a la lluvia para asistir al tradicional desfile del "Columbus Day" en la 5a Avenida, en un nuevo aniversario del arribo del explorador a las Bahamas, en octubre de 1492.
Para ella y su marido Eduardo lo que sucederá en el futuro está muy claro: tras la polémica sobre los símbolos confederados, que llevó a que numerosas estatuas de generales sudistas fueran retiradas al ser vistas como símbolos de la esclavitud y el racismo, se perfila el fin de los homenajes a Cristóbal Colón, percibido como la encarnación del genocidio sufrido por los pueblos nativos de la región.
Nadie, sin embargo, ha anunciado hasta ahora el fin del desfile neoyorquino, que cada año reúne -si no llueve- a más de un millón de espectadores llegadas para celebrar no sólo al navegante nacido en Génova sino a la poderosa comunidad ítalo-estadounidense, representada al más alto nivel por el alcalde Bill de Blasio y el gobernador del estado de Nueva York Andrew Cuomo. Ambas autoridades participaron en el desfile.
El presidente Donald Trump se encargó a su vez de disipar toda duda al calificar a la llegada de Colón a estas costas como "un acontecimiento que indudablemente cambió de manera fundamental la historia humana y abrió la vía al desarrollo de nuestras gran nación".
A diferencia de su predecesor Barack Obama, Trump no hizo mención a ningún punto oscuro del "descubrimiento".
Tras los actos de violencia cometidos por grupos neonazis en Charlottesville y el posterior debate en torno a los símbolos del racismo, el alcalde de Nueva York designó en agosto a una comisión encargada de decidir qué hacer con los monumentos más polémicos.
En este contexto, algunos consideran que el desfile neoyorquino puede ser comparado a una especie que debe ser protegida para evitar que desaparezca.
Es el caso de Steve Cohn y su Laura Scheyer, que llegaron a Nueva York provenientes de Seattle, donde el Columbus Day ya no se conmemora.
"Todos los países tienen problemas con su historia", dice Steve Cohn. "Pero este desfile reúne a gente que se divierte, y todos tenemos necesidad de hacerlo cuando vemos el estado del mundo de hoy, ¿no?
El Día de Colón es un día de fiesta federal, por lo que no se ha erradicado, pero la administradora interina de Austin, Elaine Hart, señaló que los calendarios de la ciudad no emplearán más ese nombre para designar a la festividad.
lsm