.— De mantener el paso redoblado actual, Polonia podría convertirse en los próximos años en uno de los actores militares de mayor peso en Europa.

Reúne los elementos para lograrlo: una con potencial de expansión, es el quinto país más poblado en la Unión Europea (UE), se ubica en el corazón del Viejo Continente y al margen de quién ocupe la jefatura de Estado, la apuesta política es la de armarse frente a Rusia.

A esto habría que añadir su lealtad a la OTAN. Polonia está convencida de que es la piedra angular de la seguridad y estabilidad planetaria, así como el más cercano aliado militar de Estados Unidos junto con el Reino Unido. Unos 10 mil efectivos estadounidenses se encuentran en el país en régimen de rotación continua.

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El ministro de Defensa de Polonia, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz (izq.) y el ministro de las Fuerzas Armadas de Francia, Sebastien Lecornu. (10/02/2025) Foto: Czarek Sokolowski | AP
El ministro de Defensa de Polonia, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz (izq.) y el ministro de las Fuerzas Armadas de Francia, Sebastien Lecornu. (10/02/2025) Foto: Czarek Sokolowski | AP

Por lo pronto, Polonia ya tiene el Ejército más grande por habitante en Europa: 216.1 por cada mil, superando a Francia que hasta 2023 ocupó el primer puesto, con 204.7 uniformados por cada mil pobladores, además de que es vista por la OTAN como el mejor alumno de la clase, es el aliado que más gasta en defensa en términos de PIB.

La transformación de Varsovia está intrínsecamente asociada a la guerra a gran escala iniciada injustificadamente por el presidente ruso Vladimir Putin contra Ucrania hace casi tres años.

El intento fallido de Putin por ocupar con sus tanques Kiev generó las condiciones políticas para armar a un país que limita al norte con el mar Báltico y Rusia (óblast de Kaliningrado).

En concreto, la agresión hizo posible la liberación de los dineros necesarios para la metamorfosis militar. En 2019, apenas cumplía la norma mínima comprometida en la OTAN de destinar al rubro de la defensa 2% del PIB, 1.99% para ser precisos; pero a partir de 2022 comenzó a abrir la cartera, 2.23% ese año, 3.6% en 2023 y 4.12% en 2024. Para el año en curso, las previsiones apuntan que podría llegar al 4.7% del PIB.

En su último balance del gasto armamentista a nivel mundial, el Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) clasificó a Polonia en el escalafón 14 y como la nación de mayor crecimiento en compras bélicas entre los países europeos. Los expertos prevén que sea el primero de la OTAN en superar la barrera de 5% del PIB en defensa, como propone el presidente estadounidense Donald Trump: “[Trump] no debería ser criticado por fijar un objetivo realmente ambicioso, porque de lo contrario, habrá algunos países que seguirán debatiendo si realmente es necesario gastar más”, dijo recientemente el ministro de Defensa polaco, Wladyslaw Marcin Kosiniak. La guerra de Putin permitió a Varsovia deshacerse de su equipo obsoleto.

El primer ministro polaco Donald Tusk en el Palacio Presidencial, sede de la Cumbre de Aliados de la OTAN en el mar Báltico, en Helsinki. (10/02/2025) Foto: EFE
El primer ministro polaco Donald Tusk en el Palacio Presidencial, sede de la Cumbre de Aliados de la OTAN en el mar Báltico, en Helsinki. (10/02/2025) Foto: EFE

Tanques, obuses, vehículos, armas portátiles de infantería, proyectiles y munición heredada de la época soviética llegaron en importantes cantidades a Ucrania a partir del inicio de la ofensiva rusa en 2022.

De los casi 800 tanques que recibió Ucrania hasta 2024 por parte de los países aliados, más de 350 fueron transferidos por Polonia, entre otros, modelos viejos como el PT–91 y las series T72M, T72M1 y T72M1R, 60 y 280 unidades respectivamente. Con esta maniobra táctica, Polonia alcanzó dos objetivos estratégicos, por un lado reforzó las capacidades defensivas de Ucrania, no hubo necesidad de adaptación, los soldados ucranianos fueron capaces de operar en automático el material transferido al tratarse de armas con las cuales estaban familiarizados, de manufactura rusa como el T-72.

Por otro lado, los polacos vaciaron sus almacenes, hangares y depósitos para hacer espacio a equipo de nueva generación. En enero, el Congreso de Estados Unidos notificó tener conocimiento de solicitudes armamentistas realizadas por Polonia por aproximadamente 20 mil millones de dólares.

Entre las ventas concretizadas, hay tanques avanzados M1A2 Abrams, unidades de lanzamiento de misiles Javelin, 32 cazas de combate F-35A Lightning II y sistemas de lanzacohetes múltiple HIMARS. Igual de extensa es la lista de misiles adquiridos, como los aire-aire de alcance medio AIM- 120C-7 y los táctico aire-tierra diseñados contra transmisiones electrónicas. En 2022, Polonia solicitó 96 helicópteros de ataque AH-64E Apache, en una operación valorada en más de 7 mil millones de dólares. La solicitud sigue en trámite y de concretarse la venta, Polonia se convertirá en el segundo mayor usuario de helicópteros Apache del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos.

Otro fruto de la ofensiva de Putin ha sido el desplazamiento geopolítico del punto de gravedad hacia Europa Central, colocando a Polonia en un lugar prominente.

En términos de defensa, elevó las aspiraciones de Polonia a niveles en los que anhela desempeñar un papel más activo en el reparto de responsabilidades defensivas de la OTAN. De acuerdo con publicaciones del International Institute for Strategic Studies, Polonia ambiciona con alojar armas nucleares B61 en su territorio y certificar a sus aviones F-35A para transportar armas de destrucción masiva. Pretende además asumir un papel más significativo en la toma de decisiones relativas a la doctrina nuclear de la OTAN, reforzar sus capacidades de ataque y disuasión con sistemas de misiles de largo alcance, y dotar a la Marina de las capacidades para ser un actor de gran impacto en los confines del Mar Báltico.

El programa de submarinos se encuentra actualmente en fase de consulta, aunque es poco probable que se concrete antes de 2030.

Polonia es una estrella emergente de la defensa en Europa y sus ambiciones son claras, pero pasarán algunos años antes de que pueda alcanzar todo su potencial y asumir el papel de liderazgo que pretende, señalan en un análisis Armida van Rij y Melania Parzonka, investigadoras del Instituto Real de Relaciones Internacionales Chatham House.

Más allá de los recursos, Polonia debe impulsar la inversión en la industrial en defensa para desarrollar capacidades propias y hacerse de licencias públicas.

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Sólo así podrá cortar la brecha que hay respecto a Francia, la principal potencia militar de la Unión Europea y el único del bloque con armas nucleares, aproximadamente 300 cabezas nucleares puede disparar desde submarinos y aviones de combate.

A diferencia de Varsovia, París cuenta con una importante industria de defensa, capaz de producir armas y equipos en prácticamente todo el espectro militar. De ahí que el Elíseo sea menos dependiente del exterior y tenga mayor margen de negociación en el mercado de armas, al ser uno de los mayores exportadores de material de defensa.

Otro reto que enfrentan los polacos es el de retener al personal militar, un problema recurrente a lo largo del espectro europeo y que podría comprometer su ambición de llegar a 300 mil soldados en 2035. Igualmente, debe hallar el punto de equilibrio entre la estrecha relación con Estados Unidos y sus aspiraciones de desempeñar un papel más destacado en la custodia de la seguridad europea.

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