En unas escenas de violencia que no se veían desde hace meses, la policía china arremetió este domingo contra los miles de manifestantes que salieron a las calles en Hong Kong para protestar contra el proyecto de ley de "seguridad nacional" promovido por Beijing, al que muchos ven como el fin de la libertad en la excolonia británica.
En respuesta a la represión policial, algunos manifestantes lanzaron proyectiles contra las fuerzas del orden, erigieron barricadas improvisadas y utilizaron sombrillas para protegerse de los gases lacrimógenos y los cañones de agua.
La policía de Hong Kong anunció 120 detenciones.
El coronavirus había ahogado en los últimos meses las manifestaciones que se desataron en la región semiautónoma en el segundo semestre del pasado año.
Pero el proyecto de ley que el régimen comunista presentó el viernes en el Parlamento chino para prohibir la "traición, la secesión, la sedición y la subversión" en Hong Kong , ha vuelto a activar al movimiento prodemocracia.
La ley de seguridad en Hong Kong debe aplicarse "sin demora", advirtió este domingo en rueda de prensa el canciller chino Wang Yi.
El movimiento prodemocracia multiplicó los llamados para denunciar esta maniobra de Beijing sobre un asunto que suscita desde hace años la oposición de los hongkoneses.
Miles de habitantes salieron a las calles en varios barrios de la isla pese a la prohibición de manifestarse, coreando eslóganes contra el gobierno.
"La gente podrá ser perseguida por lo que dice o escribe contra el gobierno", denunció Vincent, un manifestante de 25 años, en referencia al proyecto de ley de Beijing.
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"Los hongkoneses están enojados porque no esperábamos que llegara tan rápido y tan brutalmente", justificó. "Pero no somos bobos. Las cosas no van a hacer más que empeorar".
Cuando los manifestantes se dirigían desde Causeway Bay al barrio vecino de Wanchai, la policía cargó con gases lacrimógenos y gas pimienta, con ayuda de cañones de agua, según periodistas de la AFP en el lugar.
La excolonia británica vivió entre junio y diciembre su peor crisis política desde la devolución a Beijing en 1997, con manifestaciones prácticamente diarias, a veces violentas.
Esa movilización se vio reforzada con el triunfo de los "prodemocracia" en las elecciones municipales de noviembre, pero a principios de año perdió fuerza debido a las miles de detenciones realizadas por la policía y sobre todo a las restricciones impuestas para combatir el coronavirus.
"¡Estamos de vuelta! Cita en las calles el 24 de mayo", se leía el sábado en un grafiti en un muro cerca de la estación de metro Kowloon Tong.
Sin embargo, la policía había advertido que prohibiría cualquier manifestación ilegal, debido a las restricciones impuestas contra el Covid-19 que limitan las congregaciones en público a un máximo de ocho personas.
Hong Kong goza de una autonomía amplia en comparación con el resto del país, dirigido por el Partido Comunista Chino (PCC), en virtud del concepto "Un país, dos sistemas" en el que se basó su devolución por parte del Reino Unido en 1997.
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Sus habitantes tienen libertad de expresión y de prensa y un poder judicial independiente, unos derechos inexistentes en la China continental.
Este modelo debería durar al menos hasta 2047, pero muchos hongkoneses creen que Beijing controla cada vez más el territorio y el gobierno central interfiere en los asuntos internos.
Muchos ven la ley de seguridad nacional que promueve Beijing como la acción más grave, hasta ahora, contra la semiautonomía hongkonesa.
El domingo, el canciller chino, Wang Yi, aseguró que la nueva ley "no influirá en el alto nivel de autonomía de Hong Kong ni en los derechos, privilegios y libertades de los habitantes, ni en los derechos e intereses legítimos de los inversores extranjeros".
"Los actos violentos y terroristas siguen aumentando y las fuerzas extranjeras se han injerido profunda e ilegalmente en los asuntos de Hong Kong", advirtió, lo que a su juicio, constituye "una grave amenaza para la prosperidad a largo plazo" del territorio.
El artículo 23 de la "ley fundamental" que sirve desde hace décadas de mini Constitución en el territorio semiautónomo, prevé que la región se dote de una ley sobre seguridad.
Pero esta cláusula nunca se había aplicado. Y es que una gran parte de hongkoneses ven en ella una amenaza a sus libertades. El último intento del ejecutivo hongkonés de aplicar el artículo 23 fracasó por las grandes manifestaciones del pasado año.
Los opositores al texto temen en particular una cláusula que permitiría a la policía china realizar investigaciones en Hong Kong con sus homólogos hongkoneses. Muchos ven en ello el intento de una represión a la disidencia en el territorio.
"Tengo mucho miedo, pero hay que manifestarse", declaró el domingo Christy Chan, de 23 años.
El proyecto será revisado en el Parlamento chino el jueves, en la sesión de clausura de la actual sesión parlamentaria, pero nadie duda del resultado en una asamblea sometida al PCC.
lsm