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Madrid
El declive de Podemos en las preferencias electorales parece afianzarse según las encuestas, luego de que esta formación antiliberal lograra en 2014 ilusionar a un amplio sector de la población española decepcionado con los dos grandes partidos y dispuesto a apoyar una nueva forma de hacer política.
Podemos ha ido perdiendo fuelle debido a la pugna por el liderazgo del partido, los desacuerdos ideológicos entre las distintas corrientes que conforman la formación morada y el apagón de movimientos populares como el 15-M, que aglutinó a los indignados españoles.
La última crisis la protagonizó el pasado mes de enero Iñigo Errejón, referencia de la izquierda emergente y fundador de Podemos junto a su actual líder, el profesor universitario Pablo Iglesias.
Sorpresivamente, Errejón anunció su retirada como candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid para participar, junto a la alcaldesa de la capital española, Manuela Carmena, en una plataforma dirigida a un público más amplio, menos posicionado ideológicamente.
“Para renovar la ilusión y confianza de la mayoría, hay que abrir y sumar yendo más allá de las siglas”, alegó el político disidente para justificar su alejamiento de Podemos.
La decisión de Errejón, quien en los últimos años se había distanciado ideológicamente de Iglesias y que renunció a su acta de diputado, causó un auténtico revuelo en la formación antiliberal.
Podemos tendrá que potenciar su programa y reformular sus candidaturas para enfrentar las elecciones generales del 28 de abril y las municipales, autonómicas y europeas de mayo próximo. La crisis de Madrid no ha sido la única, ya que en otras regiones españolas como Galicia y Andalucía se han producido también choques entre las corrientes de Podemos, lo que ha empañado la imagen de la formación y provocado la deserción de algunos de sus líderes.
“Hemos sido desde el principio una organización plural, con gente muy distinta. Y quizás no fuimos lo suficientemente hábiles para saber estructurar toda esa pluralidad y construir un proyecto colectivo”, señala a EL UNIVERSAL el senador de Podemos, Jacinto Morano.
“Se trata de volver a nuestros orígenes, muy vinculados al movimiento 15-M, con formas muy participativas y democráticas de tomar las decisiones. Si no podemos integrar a todas las sensibilidades políticas que hay en la izquierda transformadora española, tendremos dificultades”, apunta Morano, quien también es diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid.
La prolongada alternancia en el poder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el conservador Partido Popular (PP) acabó por desencantar a gran parte de la población española que se sentía frustrada por la inoperancia de los dos grandes partidos españoles para paliar los daños causados por la crisis económica de 2008.
Los efectos de la recesión, sobre todo en la clase media, los recortes presupuestarios, el auge de la corrupción, el fuerte desempleo y la pérdida de credibilidad de la clase política, crearon un caldo de cultivo propicio para la aparición de un partido como Podemos, liderado por jóvenes políticos que sintonizaban con el ciudadano común.
En las últimas elecciones generales de 2016 el antiliberal Podemos, en coalición con Izquierda Unida (Unidos Podemos), obtuvo la tercera plaza con 21.1% de los votos. La formación morada estuvo a punto de rebasar al PSOE, que se quedó en la segunda posición en los comicios que ganó el PP.
Sin embargo, en los últimos tiempos y a medida que afloraban las luchas internas, la formación morada se ha ido desinflando en las encuestas para retroceder hasta la cuarta posición (15%), tras ser rebasada por Ciudadanos, un partido de centroderecha que también nació del hartazgo popular hacia las dos grandes formaciones españolas.
Podemos busca ahora revertir la pérdida de votantes invocando la unidad del partido y tratando de recuperar el espíritu de los indignados del 15-M, con el objetivo de salir lo más airoso posible de sus próximas citas electorales.